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El presidente ruso marca distancia con su mentor y actual primer ministro, Vladimir Putin

Medvediev apuesta por la modernización de la economía y la innovación tecnológica

Aspira a la relección y pospone reforma constitucional que le cerraría el camino

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El presidente ruso Dimitri Medvediev rindió ayer en Moscú su segundo informe anual al ParlamentoFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 13 de noviembre de 2009, p. 24

Moscú, 12 de noviembre. Con algunas frases para leer entre líneas y con veladas críticas al gobierno de Rusia, sin pretender por ahora llegar al extremo de romper con su mentor y actual primer ministro, Vladimir Putin, el presidente Dimitri Medvediev ratificó hoy que aspira a seguir ocupando el Kremlin cuando concluya su primer mandato, dentro de dos años y medio.

Y no sólo porque en su segundo informe anual al Parlamento Medvediev puso el acento en modernizar la economía de Rusia y, para ello, fijó metas de largo plazo, algunas sustentadas en las sugerencias de cara al futuro del país que le hicieron los ciudadanos al comentar la suerte de borrador que el mandatario colgó en Internet hace un par de meses.

También debido a que, durante la hora y 40 minutos que habló ante los legisladores de la Duma y el Consejo de la Federación, Medvediev no dijo una sola palabra acerca de la reforma a la Constitución que, al precio de impedirle ser postulado para un segundo periodo, allanaría el camino para el regreso triunfal de Putin al Kremlin.

Es claro que, al concluir en mayo de 2008 su segundo mandato presidencial consecutivo, Putin aceptó desempeñar un cargo de menor jerarquía y dejar la presidencia en manos de Medvediev, su leal colaborador desde 1991, para seguir controlando los hilos del poder en este país con la peculiar fórmula que se inventaron los estrategas del Kremlin: un tándem gobernante, integrado por el presidente y el primer ministro, en el que hasta ahora –al margen de lo meramente formal– no se sabe quién se subordina a quién.

Tampoco es un secreto que, en el entorno más cercano de Putin, existe un borrador de enmienda constitucional para extender el plazo presidencial de los actuales cuatro años a siete, que de entrar en vigor –por una Duma con mayoría calificada de dos tercios y un senado con miembros designados y no elegidos en las urnas, aunque requiere de un dilatado proceso de ratificación por todas las entidades de la Federación–, legalmente cerraría las puertas de la relección a Medvediev.

Para guardar las apariencias, si finalmente esa es la decisión que toma la elite gobernante, hay consenso de que tendrá que ser el propio Medvediev quien proponga dicha reforma constitucional.

Por lo pronto, no lo hizo este jueves y, con ello, deja abierta la puerta para seguir en el Kremlin después de marzo de 2012.

La intención de Medvediev es clara, a juzgar por el énfasis que puso al plantear la necesidad de modernizar la economía de Rusia, mediante el impulso a la innovación tecnológica en sectores como la energía nuclear o la industria aeroespacial.

Incluso apoyó la idea de reducir el número de husos horarios que tiene el país, al considerar que los 11 actuales dificultan la coordinación en materia económica, y prometió que, dentro de cinco años, en toda la Federación habrá Internet de banda ancha, televisión digital y telefonía celular 4G.

Subrayó que, para Rusia, es una cuestión de supervivencia en el mundo actual iniciar una modernización de fondo, que debe basarse en los valores y las instituciones de la democracia.

En su opinión, el prestigio de la patria y el bienestar nacional no pueden descansar indefinidamente sobre los logros del pasado, de la época soviética, aparte de que en los tiempos recientes, como en los ocho años en que Putin fue presidente, se infiere, no conseguimos abandonar la estructura primitiva de nuestra economía y la humillante dependencia respecto de los hidrocarburos y otras materias primas.

Ciertamente, Medvediev no anunció hoy espectaculares reformas estructurales, que tal vez aún no esté seguro de poder encabezar, pero si intentó marcar algunas distancias respecto de Putin al decir, por ejemplo, que Rusia no puede seguir viviendo sólo de exportar petróleo y gas natural o que las grandes corporaciones estatales, creadas por su mentor, son inviables y, después de que auditores independientes emitan su dictamen, deberán cerrarse o privatizarse.

Asimismo, para Medvediev, la competitividad de nuestros productos es vergonzosamente baja y el grave problema de la corrupción no se resuelve tan sólo con encarcelar a los funcionarios deshonestos, posición contraria a la que sostuvo Putin, cuando hace unos meses al expresar su indignación por un caso de contrabando, preguntó casi a gritos al procurador general: ¿y dónde están los detenidos?

El titular del Kremlin, ante la magnitud del fraude en las recientes elecciones legislativas, adelantó que propondrá al Parlamento algunas modificaciones al sistema electoral, que podrían beneficiar a los partidos de oposición.

Admitió que el Cáucaso del Norte sigue siendo la región más inestable y conflictiva del país y dijo que pronto habrá un funcionario que, a nivel federal, responderá por cuanto ocurra en la zona.

La política exterior de Rusia, según Medvediev, debe ser exclusivamente pragmática y la diplomacia tendrá como prioridad atraer inversiones y nuevas tecnologías al país.