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El pasado lunes, 5 mil 518 personas visitaron su exposición-ofrenda Ladrando a la muerte

La cartonería me da la oportunidad mágica para expresarme de manera surrealista: Wörner Baz
Foto
La pintora y escultora Marysole Wörner Baz con sus perros de cartonería, que muestra en la galería ubicada en Guatemala 8, Centro HistóricoFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de noviembre de 2009, p. 4

El Día de los Fieles Difuntos, el pasado lunes, 5 mil 518 personas visitaron la exposición-ofrenda Ladrando a la muerte, de Marysole Wörner Baz, montada en la galería de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Un día antes, el 1º de noviembre, 2 mil 795 personas recorrieron la planta baja del edificio de Guatemala 8, Centro Histórico, que alberga las alrededor de 40 piezas de cartonería y madera, agrupadas en cuatro núcleos, así como 20 cuadros creados con técnicas mixtas, porque para la artista el tema de la muerte no es nuevo.

El protagonista de la muestra –aparte de la calaca misma– es el can, de allí que el núcleo central se vincula con los niños, los perros y los seres acompañantes de tránsito a la muerte, expresa el curador Rafael Pérez y Pérez.

Largo proceso creativo

Wörner Baz vive rodeada de 25 perros, muchos abandonados a su suerte, que sirvieron de modelos para sus figuras de cartonería, como La Loca, La Pinta, Manchas y Morgan.

Otro núcleo comprende perros elaborados con materiales que la artista recoge en su jardín, el patio, la calle, donde sea; son varillas, bejucos, varas de bambú y ramas que Marysole transforma en estas piezas, apunta Pérez y Pérez. Luego está el perro cempasúchil.

Un tercer conjunto reúne calaveras de varones y el cuarto de mujeres, entre ellas una de María Félix, a quien Wörner Baz conoció y ahora rinde homenaje. También hay tres objetos con forma de camiones y una caja.

La cartonería es una tradición muy mexicana; sin embargo las personas suelen confundirla con el papel maché, que es otra cosa. Es una pasta con la que uno puede hacer lo que quiere, mientras en cartón, no, señala la entrevistada.

–¿Cómo se interesó por la cartonería?

–Hace muchos años Raquel Tibol me pidió que hiciera una figura de cartonería para una exposición sobre Margarita Nelken. O sea, quería que sacara a Nelken, mi primera crítica de arte, de mi corazón. Lo hice como un reto y me ha traído muchos beneficios, porque me metí en mi propia cartonería, que me ha traído hacer calaveras que dan la oportunidad mágica, si quieres, de expresarme de una forma surrealista y hacer lo que quiera con ellas. Con las caras, sobre todo, porque es lo más importante. Lo mismo los perros.

Respecto de los canes elaborados con varitas del campo y carrizos, la pintora y escultora anota que la forma de los judas está hecha de cera de Campeche, hilo y varitas, al igual que sus piezas.

Crear una figura de cartonería implica un largo proceso: El engrudo que se usa es muy dilatado para secar; entonces, se tiene que hacer por etapas. Y eso te permite crear porque no lo estás haciendo constantemente, sino que lo dejas y luego lo ves, le agregas esto, le quitas o pones. Ves cómo se van haciendo.

(Ladrando a la muerte se puede visitar de 10 a 17:30 horas de lunes a domingo, en la galería de la Secretaría de Hacienda.)