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Se inconforman por errores de cálculo, falta de pago de la última quincena y otros casos

Crece el número de reclamaciones de electricistas ante el organismo liquidador

Mujeres divorciadas que recibían pensión alimentaria han quedado en la indefensión: nadie les resuelve

 
Periódico La Jornada
Sábado 31 de octubre de 2009, p. 9

A los trabajadores de la extinta Luz y Fuerza del Centro (LFC) que por muy diversas razones accedieron a aceptar la liquidación les sobra tiempo y les falta dinero. Por esa razón, y aunque la oficina de reclamaciones del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE) se abrió casi en sigilo esta semana, sólo ayer sumaron unas 300 personas en busca de respuestas y atención. El monto del finiquito, las dos semanas laboradas que no se les pagaron y las pensiones alimentarias son las demandas más frecuentes.

Este viernes además se presentaron otras personas: los proveedores de diversos servicios y artículos a los cuales LFC les adeuda. Todos se han visto literalmente ahorcados por la extinción de una compañía tradicionalmente tortuosa y lenta para saldar sus adeudos y ahora desde hace dos semanas cerrada. Les urge cobrar.

Así, en la avenida México-Coyoacán, muy cerca del hospital de Xoco, la información transmitida de boca en boca o por los propios trabajadores del SAE en los centros de liquidación ha provocado aglomeraciones, pues faltan prácticamente 10 días hábiles para que termine el plazo otorgado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (SPTS) para obtener, además del finiquito, una compensación adicional.

Los casos más dramáticos están en las historias de aquellas mujeres divorciadas a quienes nadie les resuelve el pago de la pensión alimentaria. Y cada historia es singular. Perla Anaya ya recorrió las oficinas del SAE, también acudió a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y a la Procuraduría Federal de Defensa del Trabajo. Ayer tocó estas puertas, desesperada porque le exigen presentarse con su ex marido a realizar el trámite, pero él tiene una orden de restricción dictada por un juez y no puede acercársele y a ella le urge recibir dinero para atender no sólo la manutención de sus dos hijos sino los gastos para la operación urgente de uno de ellos.

Otros llegaron a formarse porque hicieron sus cuentas y no obstante la especificación de su categoría y antigüedad en los talones de pago presentados, descubrieron que sus cheques se emitieron sobre el salario del puesto anterior. Y muchos más acuden para reclamar el pago de las dos semanas adeudadas al momento del decreto de desaparición de la compañía, así como una serie de pagos adicionales (tiempo extra, bonificaciones, etcétera) no incluidos en los cálculos del finiquito.

Prácticamente todos han pasado por el trámite de acudir en primera instancia a las oficinas liquidadoras, donde se atiende de acuerdo con la inicial del apellido paterno. Se quejan porque cuando han mostrado inconformidad por el monto de los cheques, los empleados del SAE les recomiendan recibir el pago y luego interponer la queja correspondiente.

Uno de éstos, de apellido Sánchez, encaró al burócrata. Pues yo te recomiendo otra cosa: eliminen del convenio de terminación de la relación individual de trabajo la cláusula quinta donde se menciona que al aceptar la liquidación el trabajador no se reserva acción o derecho que ejercitar en contra del organismo descentralizado LFC, hoy extinguido, del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes ni de quien en su caso sus intereses representen, como se lee textualmente en el documento.

Como respuesta, el trabajador recibió un mohín de disgusto. El tiene estudios en derecho y dice tener muy clara la trampa detrás de ese consejo: si yo firmo estoy renunciando también a mis derechos de reclamación.

Una hoja tamaño carta sobre un pedazo de cartulina verde, muy cerca de la puerta de entrada a las oficinas de la avenida Coyoacán, tiene el siguiente aviso: Requisitos para aclaraciones y/o peticiones de Luz y Fuerza del Centro. Dirigir un escrito a: Luz y Fuerza del Centro (en liquidación) explicando todo lo relacionado con los pagos, material, jubilados, pensionados, etcétera, y anexar copias de todos los documentos que se relacionen con el asunto. Horarios: lunes a viernes de 9:30 a 14:00 y de 16:30 a 18:00.

A un lado aparece el machote para elaborar esos escritos. Y, cómo no, en el puesto de periódicos y dulces instalado junto a esa oficina, ya venden copias del mismo, a tres pesos cada una.