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Es un laboratorio natural que permitirá desarrollar estrategias para mitigar efectos, dicen

Estudian en las Galápagos el impacto del calentamiento global

Funcionan como barómetro, porque en un ecosistema tan frágil los cambios podrían ser inmediatos, explica la Fundación Charles Darwin

El alcatraz patiazul y el pingüino, las especies más vulnerables

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Galápagos es hogar de veintenas de especies autóctonas que dependen estrechamente unas de otras para sobrevivirFoto Archivo
 
Periódico La Jornada
Martes 13 de octubre de 2009, p. 2

Galápagos, 12 de octubre. El cambio climático podría poner en peligro la singular vida silvestre de las islas Galápagos, y los científicos tratan de encontrar la forma de proteger a especies vulnerables como el alcatraz patiazul y el pingüino galápago.

Unos 175 años después de que la vida silvestre de las Galápagos inspiró a Charles Darwin para desarrollar su teoría de la evolución, los científicos intentan calcular el impacto del calentamiento global sobre la rica pero frágil biodiversidad de las islas.

Este archipiélago volcánico, unos 972 kilómetros al oeste de la costa de Ecuador, es hogar de veintenas de especies autóctonas que dependen estrechamente unas de las otras sobrevivir.

Los científicos dicen que los cambios abruptos y frecuentes en las temperaturas del mar y la muerte de los arrecifes de coral cerca de las islas muestran que el calentamiento global repercute sobre la vida marina local.

Los arrecifes de coral generan un hábitat, son como un bosque, como el Amazonas. Son hogar de veintenas de especies (...) Si los corales mueren perderemos miles de especies vinculadas con ellos, dijo Judith Denkinger, bióloga marina alemana.

La científica, residente en las Galápagos, explicó que el daño que la contaminación y el cambio climático causan a la vida marina podría desencadenar un efecto dominó y perjudicar también a las especies costeras.

Tierra y mar son uno

Todo está entrelazado. No se puede decir que esto es tierra y lo otro es mar, ambos son uno, dijo Denkinger, sentada sobre una roca junto al mar y rodeada por leones marinos que rugían.

Naciones Unidas estima que el calentamiento global es causante del derretimiento de las capas de hielo, el crecimiento de los niveles marítimos y el desordenado clima global, que produce fuertes tormentas, sequías e inundaciones.

De acuerdo con la ONU, es probable que entre 20 y 30 por ciento de las especies del mundo corran mayor riesgo de extinción debido al calentamiento causado por las emisiones de gas de efecto invernadero.

Las islas son particularmente vulnerables al cambio climático, según los expertos.

Gabriel López, director ejecutivo de la Fundación Charles Darwin, con sede en las Galápagos, destacó que las islas tienen un ecosistema muy frágil.

López manifestó preocupación porque el calentamiento global “tenga un muy fuerte impacto sobre los leones marinos –debido a la falta de alimento disponible para ellos–, los pingüinos y las iguanas marinas”.

La fundación lleva a cabo investigaciones científicas para preservar las islas Galápagos, hogar de criaturas como tortugas gigantes, pingüinos, alcatraz patiazul, iguanas, albatros, gorriones y leones marinos.

Los científicos radicados en Galápagos dicen que el archipiélago podría convertirse en un laboratorio en tamaño real, donde los investigadores podrían calcular la amenaza del calentamiento global y desarrollar estrategias para mitigar sus efectos sobre la vida marina.

Las Galápagos pueden funcionar como un barómetro para la comunidad global (...) porque en un ecosistema tan frágil los cambios podrían ser inmediatos, explicó López.

Además, la ubicación de las islas podría ayudar a los expertos a comprender cómo un posible cambio en la fuerza o la temperatura de las corrientes oceánicas perjudicaría la vida marina.

Las Galápagos se encuentran en un cruce único y dinámico de corrientes. Aquí podemos realizar experimentos controlados para ver cómo el calentamiento global puede afectar a los ecosistemas marinos a largo plazo, sostuvo Denkinger.

Entre las corrientes que pasan por entre las islas está la Cromwell, rica en oxígeno y nutrientes, de la que dependen tiburones, leones marinos y ballenas para alimentarse.

A la Fundación Charles Darwin le preocupa que pronto tendrá que ayudar a animales como los pingüinos para que se adapten a temperaturas más altas o a la escasez de alimentos.

López indicó que los pingüinos galápagos –hay unos 900 en las islas– podrían necesitar vivir en condominios artificiales si se materializan los peores escenarios en materia de calentamiento global.

Haremos todo lo posible por no recurrir a medidas tan extremas, pero (...) si los (peores) modelos de cambio climático son certeros, pienso que salvar a los pingüinos será un verdadero desafío, aseveró.

Mucha pesca y turismo

La sobrexplotación pesquera y el auge de la industria del turismo también perjudican al ecosistema del archipiélago.

Atraídos por la excepcional vida silvestre y las playas prístinas, unos 173 mil turistas visitaron las islas el año pasado. Es casi el doble de 2003.

Más turistas significan más hoteles, restaurantes, negocios y bares en las Galápagos, y más personas de Ecuador continental que llegan en busca de trabajo.

Los ambientalistas dicen que a pesar del buen trabajo del Parque Nacional Galápagos en el cuidado de las islas, la industria del turismo se ha hecho sentir en el ecosistema.

Estuve aquí a comienzos de la década de 1990; especialmente en Puerto Ayora (en la isla Santa Cruz), y los cambios han sido bastante dramáticos. Más vehículos, más construcción, más población, el influjo turístico (...) me preocupa, indicó López.

La sobrexplotación pesquera es otra preocupación. Los guardias a menudo interceptan barcos que pescan ilegalmente y transportan tiburones masacrados y equipamiento prohibido, como palangres y redes para esos animales.

Una caída en la población de tiburones podría perjudicar el delicado equilibrio de la vida en las islas, según los expertos.

Me encanta hacer esnórkel, y la verdad es que la vida bajo el agua ha cambiado significativamente. Antes era fácil ver enormes cardúmenes y tiburones por cientos. No exagero, dijo Jorge Fernández, capitán de yate.

Si ahora uno ve un tiburón, se debe considerar afortunado, afirmó el marino, quien ha trabajado en servicios de cruceros por las islas durante 20 años.