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Ver día anteriorViernes 2 de octubre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Economía Moral

Baja en el ingreso en el DF: no significativa estadísticamente

El Coneval sigue publicando cifras indefendibles

"L

a supuesta caída en el ingreso de los hogares entre 2004 y 2008 en el DF y, por tanto, el aumento de la pobreza, están por demostrarse”. Así concluí la entrega anterior de Economía Moral (25/09/09). En la semana transcurrida han aparecido evidencias adicionales que refuerzan esta conclusión. Por un parte, el Inegi publicó los intervalos de confianza de las variables de la ENIGH2008 y las del DF tanto para 2004 como para 2008. Por otra parte, el Coneval publicó resultados de pobreza por entidad federativa para un grupo de siete entidades federativas.

Con base en la primera fuente se concluye que si bien el aumento del ingreso corriente total (YCT) de los hogares a nivel nacional entre 2004 y 2008 es significativo estadísticamente, la supuesta baja en los ingresos en el DF es, por el contrario, no significativa. Intuitivamente, esto se aprecia de la siguiente manera: para que una baja entre dos años sea significativa estadísticamente al nivel de probabilidad elegido (el Inegi ha elegido un nivel más bajo del usual: 90 por ciento, cuando lo usual es 95 por ciento), quiere decir que con una probabilidad de acertar de 90 por ciento, podemos afirmar que el dato verdadero se encuentra en el intervalo de confianza. Por tanto, para que una baja en el ingreso sea estadísticamente significativa, es necesario que los intervalos de confianza de los dos años comparados no se sobrelapen, sino que el intervalo más bajo sea más bajo en todos sus puntos que cualquier punto del intervalo más alto. Como se muestra en la gráfica, cuando se analizan los intervalos de confianza a nivel nacional eso es lo que ocurre, mientras en el DF se sobrelapan totalmente (es decir que son intervalos similares y no sólo que el nivel superior del intervalo bajo alcance al nivel inferior del otro, como se aprecia en la gráfica con la variable de salarios). En la gráfica también se muestra que el nivel de los ingresos corrientes por hogar es mucho más alto en el DF que a nivel nacional.

Paradójicamente, la fuente de ingresos que mejor aproxima el valor equivalente de cuentas nacionales, y que, desde esa perspectiva, es la más confiable: los salarios, muestra una variación no significativamente estadísticamente tanto a nivel nacional como en el DF, como se aprecia también en la gráfica, ya que en ambos casos los intervalos de confianza se sobrelapan parcialmente.

Lamentablemente, el Inegi reclasificó los rubros de ingresos por ganancias derivadas de cooperativas y de cuasi-sociedades, que en 2004 se incluyeron en ingresos por negocios (o como también se le llama: ingresos por trabajo independiente) y las ubicó en 2008 en renta de la propiedad. Esto explica que al comparar los cuadros de precisiones de 2004 y 2008 se produzca una leve caída de los ingresos por negocios a nivel nacional y una estrepitosa caída en el DF. Mientras la primera no es significativa estadísticamente, la segunda sí lo es, pero como un mero reflejo de la reclasificación. Si se analizan ambos rubros conjuntamente (y suponemos que el nuevo intervalo de confianza será también la suma de ambos intervalos), la caída en el DF deja de ser significativa y el aumento a nivel nacional sigue siendo no significativo. En la entrega anterior hice notar que las estimaciones de las ENIGH tanto de ingresos por negocios como por renta de la propiedad son muy poco confiables, no en el sentido estadístico del que venimos hablando (que depende sobre todo del tamaño de la muestra y la variabilidad de la variable), sino en el sentido mucho más grave de que no refleja, y ni siquiera aproxima, la realidad que da a conocer las cuentas nacionales. Con el ejemplo del año 2000, que refleja el orden de magnitud del problema de manera similar que cualquier otro año, mostré que la ENIGH sólo capta 22.5 por ciento de los ingresos que los hogares obtienen de negocios propios y sólo 8 por ciento. Estas dos fuentes de ingresos, que explicarían 200 por ciento de la supuesta baja en los ingresos en el DF tienen enormes intervalos de confianza en el DF: +/-15 por ciento en negocios y +/-24 por ciento en renta de la propiedad, contra +/- 4.5 por ciento en salarios.

La segunda información que se dio a conocer esta semana, proveniente del Coneval, es una información basada en fuentes inexistentes. La única información reciente comparable con la de 2008 para el DF es la de 2004, ya que en ambos años se levantó la ENIGH. Sin embargo, en la página electrónica del Coneval se comparan los datos de pobreza de las siete entidades federativas que pagaron al Inegi una sobremuestra de la ENIGH2008 (lo que permite que la muestra sea representativa para la entidad federativa) con supuestos datos de las entidades federativas en el 2005, año en el cual sólo (entre aquellos que también lo hicieron en 2008) Sonora pagó sobremuestra. Pero los datos no vienen de ahí sino del Conteo 2005, ¡que no incluyó ninguna pregunta de ingresos! Antes de proceder a una somera crítica de estos procedimientos que imputan datos ahí donde no se captaron, conviene señalar que el aumento de la pobreza de patrimonio que así estiman entre 2005 y 2008 para el DF es de sólo 0.3 por ciento, contra casi 4 puntos porcentuales entre 2004 y 2008. Pero el Coneval indica que todas las diferencias entre los tres niveles de pobreza de ingresos (alimentaria, capacidades y patrimonial) en todas las entidades federativas es no significativa estadísticamente, excepto la patrimonial en el estado de Sonora (que habría bajado 8.6 por ciento). En el DF ninguna de los tres aumentos (todos pequeños) es significativo.

La mejor manera de mostrar lo absurdo de querer deducir de datos de necesidades básicas insatisfechas (vivienda, agua, drenaje, educación, acceso a salud, etcétera), que son los que captó el Conteo 2005, los ingresos de los hogares, se presentará al levantar el Censo de Población del 2010. La población habrá visto reducir su ingreso significativamente por la crisis, pero esto no se reflejará en los indicadores mencionados: las crisis económicas no destruyen las viviendas, ni les retiran las tuberías de agua y drenaje. Justamente por ello la medición de la pobreza tiene que ser multidimensional, porque no hay correlación perfecta entre las variables de NBI con el ingreso, ni entre ellas, y porque ambos grupos de variables se comportan de manera muy diferente en las crisis y en las recuperaciones. Ya sería hora que el Coneval entendiera estas cuestiones tan elementales.

¡Dos de octubre no se olvida!

Para honrar la memoria de Peter Townsend, el más grande estudioso de pobreza de todos los tiempos, quien falleciera hace unos meses, se celebrará una mesa redonda el próximo jueves 8 de octubre a las 18 horas en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, San Lorenzo 290, colonia Del Valle. Todos están invitados.