Sociedad y Justicia
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Campesinos consideran que la solución a la crisis del campo no es entregar limosnas

La política gubernamental propicia la desaparición de las sociedades rurales
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Antes de entregar en Palacio Nacional el pronunciamiento por el Día Nacional del Maíz, activistas realizaron un muro humano en el Zócalo capitalinoFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 30 de septiembre de 2009, p. 39

En la celebración del Día Nacional del Maíz, campesinos y organizaciones ambientalistas demandaron ayer al gobierno federal que detenga la destrucción de las sociedades rurales y recupere el potencial productivo del país. Señalaron que la salida de la crisis no será mediante limosnas entregadas por medio de programas clientelares que rompen el tejido social.

La producción de alimentos se ha concentrado en una minoría que recibe cuantiosos beneficios, el 20 por ciento de los productores obtienen 80 por ciento de los subsidios y tres de cada diez personas que viven en el campo no cuentan con medios para adquirir la canasta básica, señalaron en el pronunciamiento por el maíz que leyó, frente a Palacio Nacional, Emilio García, de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala.

La campaña nacional Sin maíz no hay país realizó diversas actividades en el Zócalo en la jornada de celebración que se realiza por primera vez en un día en que en diversos estados comenzó la cosecha del grano. Por la mañana se presentaron videoconferencia y testimonios de productores de Jalisco, Veracruz, Chiapas y Chihuahua.

Víctor Quintana, del Frente Democrático Campesino de Chihuahua, señaló que la reivindicación del maíz es una lucha contra el hambre y el éxodo, un combate por la soberanía alimentaria y por la laboral. Pero es también una batalla, aún más profunda y decisiva, por preservar la pluralidad cultural y la diversidad biológica, de las que depende no sólo el futuro del país sino también el de la humanidad.

El mapa de los maíces mexicanos es la cartografía de los pueblos originarios, señaló. Nuestra diversidad maicera es raíz y sustento de nuestra diversidad étnica, pero el maíz está amenazado, no sólo por la insuficiencia de la producción y el acoso de las importaciones, también por la tendencia a transformar un cultivo campesino de milpa en una siembra intensiva empresarial.

Los productores señalaron que este año, debido a la sequía, se ha perdido gran parte de la cosecha, lo que pondrá una gran presión sobre el abasto y el precio de los alimentos que se hacen con este grano.

Advirtieron que el país enfrenta una emergencia alimentaria de enormes proporciones. Hay 20 millones de mexicanos en pobreza alimentaria. Una cuarta parte de los niños mexicanos sufren desnutrición. Ocupamos el primer lugar en el mundo en obesidad infantil. Siete de cada diez mexicanos padecemos obesidad y sobrepeso.

Propusieron consolidar un modelo alternativo que vele por la soberanía alimentaria, rechazar la liberación del cultivo de maíz transgénico, prohibir el uso de alimentos y tierras agrícolas para producir agrocombustibles, elevar a rango constitucional el derecho a la alimentación e impulsar la agricultura campesina sustentable.