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Condición para la verdadera democracia

Se debe dejar a funcionarios que expresen su fe: expertos
 
Periódico La Jornada
Domingo 27 de septiembre de 2009, p. 16

Cuando prevalece la verdadera libertad religiosa no hay motivo para censurar las manifestaciones públicas de funcionarios sobre sus creencias ni se condena que esas convicciones puedan incidir en políticas oficiales, plantearon expertos de la UNAM, académicos de universidades extranjeras y agrupaciones civiles de defensa de la libertad de credo.

Durante el simposio internacional Voces: el Estado laico y la libertad religiosa, destacaron que para que una sociedad pueda calificarse de democrática es esencial que los ciudadanos puedan expresar su moral individual en relación con las actividades que desarrollan, sin que sea motivo de crítica, es decir, debe haber congruencia mínima entre ambos espacios.

El doctor Fernando Pliego Carrasco, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, precisó que “una sociedad que se precie de democrática y respetuosa de los derechos humanos debe contar con esa congruencia entre los valores que motivan como individuo y los que se expresan en la sociedad.

Dijo que si una persona se desempeña como funcionario público y con base en su religión observa la indicación moral de no robar, dicho valor no sólo debe aplicarlo en su aspecto privado, también en el público.

Juan Navarro Floria, presidente del Consorcio Latinoamericano de Libertad Religiosa, indicó que no se puede separar lo que uno es de lo que hace. Criticó que en muchos lugares se niega a quien quiere expresar en el debate público un punto de vista a partir de su fe; dijo que esto no es problema exclusivo de América Latina, es peor en Europa.

Apuntó que la religión necesariamente tiene una esfera pública y colectiva, y los tratados internacionales apoyan esta situa- ción, porque refieren que la libertad religiosa incluye la expresión pública de las convicciones.

La doctora Mary Ann Glendon, profesora de derecho en la Universidad de Harvard y ex embajadora de Estados Unidos en el Vaticano, indicó que la Declaración Universal de los Derechos Humanos señala que las personas pueden expresar públicamente sus creencias, incluidas las religiosas, pero que cada nación debe encontrar su propio camino en ese aspecto.