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Apremia a aceptar el paquete económico 2010; no hay tiempo para confrontarse, advierte

Los impuestos ayudan a pagar la deuda social con los más pobres, apunta Calderón
Enviada
Periódico La Jornada
Viernes 18 de septiembre de 2009, p. 14

Comalcalco, Tab., 17 de septiembre. El presidente Felipe Calderón defendió los impuestos que con tanto sacrificio pagan los mexicanos, porque ayudan a su gobierno a saldar la deuda social con los pobres del país y prometió que su paquete económico para 2010 ayudará a quienes menos tienen a enfrentar la doble crisis.

Ante el rechazo que ha suscitado entre la oposición el gravamen de 2 por ciento empujado por su gobierno, el michoacano intensificó la campaña oficial en defensa del paquete presupuestal con el argumento de que no hay tiempo para pelearse ni para confrontarse en un país con tantos rezagos.

De gira por Chiapas y Tabasco, el jefe del Ejecutivo se cuidó de mencionar el llamado impuesto antipobreza y se concentró en resaltar otras medidas propuestas, como el cierre de tres secretarías, cosa que, presumió, ningún presidente había hecho.

La palabra impuestos sólo apareció en el discurso que pronunció en Comalcalco, donde expuso que las contribuciones, que deben ser bien administradas y honrosamente manejadas, nos ayudan a pagar la deuda social que tenemos con la gente más pobre del país.

En cambio, Ernesto Cordero, secretario de Desarrollo Social, sí fue directo, y asentó que no es cierto que los más afectados por la nueva contribución son los más pobres, pues, insistió, por cada peso que tengan que pagar las familias marginadas por este impuesto, los beneficiarios de Oportunidades y del Programa Alimentario recibirán entre cuatro y 13 pesos.

Al pugnar por la aprobación de la propuesta fiscal del gobierno, expuso que en México se vive un momento critico, al grado de que hay familias en las cuales alguien está saltándose una comida o sacando al hijo de la escuela.

El primer punto en que Calderón y Cordero hicieron esta defensa fue en el municipio chiapaneco de Ostuacán, donde, acompañados por el dueño de Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego, entregaron pequeñas casas de adobe que conforman el desarrollo habitacional Nuevo Juan de Grijalva a los damnificados reubicados luego de que este poblado fue arrasado por el agua en noviembre de 2007.

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Visita presidencial a instalaciones agroindustriales en Nuevo Juan de Grijalva, municipio de Ostuacán, ChiapasFoto Alfredo Guerrero

Calderón retomó el discurso de Magdy Martínez, representante de Naciones Unidas en México –quien respaldó el nuevo impuesto–, para decir que ya no podemos titubear, porque se acaba el tiempo y algunos recursos.

Luego de recorrer el rebautizado Nuevo Juan de Grijalva, cuya infraestructura se construyó con donaciones privadas de instituciones como Bancomer, Fundación Azteca y el Teletón, Calderón secundó a Salinas Pliego para resaltar que se pueden concretar proyectos sin importar partidos o banderas ideológicas.

En su intento por convencer a los gobernadores de las bondades de su paquete fiscal, prometió al mandatario de Chiapas, Juan Sabines, que su estado, uno de los más pobres de México, saldrá especialmente beneficiado con ese proyecto.

Aunque Calderón abordó ampliamente el tema a lo largo de su gira, ni Sabines ni el gobernador de Tabasco, el priísta Andrés Granier, se pronunciaron al respecto. El segundo sólo planteó que la crisis no debe impedir que se desarrollen los planes hídricos.

En la inauguración del hospital regional de Comalcalco, Calderón volvió a argumentar que la crisis económica nos pegó a todos, al pueblo y al gobierno, y a los ingresos de la gente y a los ingresos públicos y, para colmo, también se nos empiezan a acabar los yacimientos petroleros más grandes de México, como el de Chicontepec. Luego aclaró que en realidad se refería a Cantarell.