Sociedad y Justicia
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Urge subir el tema a la agenda nacional, advierte el investigador Gonzalo Chapela

La degradación de tierras causa pérdidas cercanas a 7.4% del PIB

El fenómeno afecta 65% del territorio nacional

En 2000 el gobierno desapareció área encargada de la restauración de suelos

La sequía ya afecta flora y fauna, asegura experto

 
Periódico La Jornada
Lunes 31 de agosto de 2009, p. 35

La degradación de tierras, que afecta 65 por ciento del territorio nacional, es decir, alrededor de 120 millones de hectáreas, ocasiona pérdidas anuales equivalentes a 7.4 por ciento del producto interno bruto (PIB). A ello contribuyen los desastres naturales, como sequías, mal funcionamiento de cuencas y la escasa capacidad productiva de los suelos, advirtió Gonzalo Chapela, miembro de la Riod Mex, organización que lucha contra ese fenómeno.

Indicó que ante la actual sequía y la continua degradación de suelos es urgente que ese tema se introduzca en la agenda nacional, ya que actualmente no hay ningún área del gobierno dedicada a su atención.

Desde 2000 desapareció del gobierno federal el área de restauración y conservación de suelos, la cual trazaba rutas sobre el tema. Ésta logró, con la participación de científicos y productores, una agenda que incluía la generación de información, capacitación y tecnologías.

El investigador destacó que la superficie degradada requiere tratamiento específico para recuperar su capacidad productiva y que ese problema se presenta tanto en zonas áridas como en el trópico húmedo.

Chapela consideró que la actual condición de sequía es similar a la de 1998, aunque ese año los efectos se observaron en la primavera y se mantuvo el retraso de la temporada de lluvias en la zona tropical. Lo que ocurre hoy, explicó, es la aparición de precipitaciones pluviales con un desempeño irregular, poco apegado a lo que son los promedios históricos, con una reducción de alrededor de 40 por ciento.

Aseveró que se suscitan varios intervalos de sequía prolongados, lo cual es producto de una combinación muy mala para los cultivos. Los productores, abundó, no tienen antecedentes de un año atípico de precipitaciones pluviales ni preparación para tomar decisiones. El tema de la sequía nos debería poner en alerta sobre la vulnerabilidad, ante la falta de preparación por una situación que ocurrirá más frecuentemente con el cambio climático, destacó.

Este año, apuntó, los meses de fuertes lluvias, julio y agosto, ya pasaron. Por ello no se espera que la situación mejore.

Detalló que la desertificación es la degradación de tierras y el incremento de la vulnerabilidad en diversas zonas. Si pensamos que llega un huracán, los cerros se caen por el mal estado de las cuencas. Hay una condición de desierto aunque se produzcan lluvias, y la productividad de los suelos sufre una reducción drástica.

Por su parte, Sergio Madrid, del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, sostuvo que la sequía aún no tiene efectos en los bosques, pero sí en la flora y fauna. Se pone en riesgo la reproducción de especies que requieren ciertos niveles de humedad. Si las sequías son prolongadas, hay especies que no logran cumplir con su ciclo reproductivo, y ello tendrá efectos que aún no han sido evaluados.

Estimó que los bosques bien manejados, a largo plazo, pueden ayudar a resolver el problema de la recarga de los acuíferos. Una cuenca debe ser manejada buscando elevar la capacidad de absorción y recarga de los mantos; un bosque bien tratado tiene más posibilidades de cumplir con esa función. La deforestación no ayuda.

Chapela recordó que la superficie forestal manejada se redujo esta década, ya que en 2000 había 9 millones de hectáreas con programas autorizados para explotar las zonas forestales, y ahora existen 6 millones.

Indicó que otro factor que ha influido en la deforestación es el Procampo, el cual, cuando se estableció, hace 15 años, llevó a que mucha gente se inscribiera en el padrón, pero como la regla era que había que sembrar se reconvirtieron zonas forestales a uso agrícola. Ahora, donde el suelo está desmontado es difícil que la gente quiera poner vegetación forestal. Lo ve como poco rentable. Hay un problema de falta de competitividad del sector forestal por problemas de políticas públicas, concluyó.