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Calderón, Obama y Harper dejan de manifestar expresamente su apoyo

Alejarse de Zelaya, determina la cumbre

Únicamente reiteraron su respaldo al liderazgo de la OEA y al acuerdo de San José, elaborado por el presidente de Costa Rica

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Los presidentes de México, Felipe Calderón, y de Estados Unidos, Barack Obama, en la conferencia de prensaFoto José Antonio López
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Periódico La Jornada
Martes 11 de agosto de 2009, p. 3

Guadalajara, Jal., 10 de agosto. Los mandatarios de México, Estados Unidos y Canadá dejaron de manifestar expresamente su apoyo para la restitución de Manuel Zelaya en la presidencia de Honduras. En cambio, en la declaración conjunta que suscribieron Felipe Calderón, Barack Obama y Stephen Harper, al concluir la reunión cumbre, únicamente manifestaron su respaldo al liderazgo de la OEA y su Carta Democrática.

En un párrafo cuidadosamente redactado para marcar un gradual alejamiento respecto de Zelaya y su movimiento de resistencia contra el golpe de Estado, los gobernantes de la región norteamericana expresaron: Reafirmamos nuestro apoyo al acuerdo de San José (elaborado por el presidente costarricense Óscar Arias) y los esfuerzos que actualmente desarrolla la OEA para encontrar una solución pacífica a la crisis política; una resolución que restaure la gobernabilidad democrática, el estado de derecho, y que respete los derechos de todos los hondureños.

La semana pasada, el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, visitó México, donde llamó a Estados Unidos a adoptar medidas más enérgicas en contra de los golpistas, pues las impulsadas hasta ahora son débiles. Incluso señaló que Obama podría solucionar la problemática de su país en cinco minutos; en un suspiro, puntualizó.

En conferencia de prensa, el jefe de la Casa Blanca refirió que los críticos que dicen que Estados Unidos no ha intervenido lo suficiente en Honduras son los mismos que dicen que siempre estamos interviniendo y que los yanquis se tienen que salir de América Latina. Y no se puede tener las dos cosas, enfatizó.

Tras la irrupción militar en el país centroamericano, Obama recordó que su gobierno dijo muy claramente que el presidente Zelaya fue retirado de su puesto de manera ilegal, que hubo un golpe de Estado y que él debe regresar. Sumado a ello, mencionó que ha cooperado con todos los organismos internacionales para enviar este mensaje.

Si estos críticos piensan que nosotros debemos o deberíamos repentinamente actuar de manera que en cualquier otro contexto les pareció mal, entonces creo que eso indica que quizá hay cierta hipocresía en su enfoque de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, que ciertamente no va a guiar las políticas de mi administración.

Al abordar éste, uno de los temas torales de la cumbre, Calderón expuso: “No se trata de una persona u otra; no se trata del presidente Zelaya per se; se trata de la vida constitucional y democrática que debe defenderse de acuerdo con el marco legal de carácter internacional que nos hemos dado voluntariamente”.

El mandatario mexicano coincidió con Obama en que resulta una “paradoja que quienes más han rechazado o argüido la intervención norteamericana en la región son ahora quienes más invocan la determinación de Estados Unidos, o la intervención en la región, por muy legítimo que sea el propósito”.

En este contexto, manifestó que la apuesta debe ser a las instancias y al derecho internacional, más allá de la intervención de un solo Estado, o más aún, de una sola persona, para resolver un tema de esta naturaleza. Expuso así que debe darse pie a la OEA y a grupos regionales, como el de Río. En todo caso, podríamos tal vez, constituir un grupo de países amigos de Honduras que coadyuve tanto con la labor mediadora de Arias, como con la labor de la OEA, dijo.

A su vez, Stephen Harper señaló que los mismos que exigen que Estados Unidos intervenga en Honduras son quienes condenan la cooperación entre Colombia y Washington, que se ha llevado a cabo por razones legítimas de narcotráfico y de seguridad y que van en interés de los países del hemisferio.

Dijo que Estados Unidos ha articulado con gran fuerza sus preocupaciones sobre Honduras y ha apoyado a todos los que trabajan en el proceso multilateral para manejar este problema. Eso es lo que esperamos de Estados Unidos, que tenga el liderazgo en asuntos de valor, pero que apoye esfuerzos multilaterales.