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Fernando Lobo explora el problema del consumo de drogas en su libro Contacto en Cabo

El Estado debe informar en vez de organizar guerras para beneplácito de la Casa Blanca
 
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de agosto de 2009, p. 5

La problemática del consumo de sustancias sicoactivas, legales o ilegales, propició que Fernando Lobo escribiera la novela Contacto en Cabo.

“El hecho de consumir drogas ilegales –afirma el escritor– no hacen al adicto un delincuente per se; eso es parte de la formación de arquetipos de la propaganda prohibicionista, del estatuto de rehabilitación y de una serie de farsas que justifican el estado actual de las cosas y la legislación internacional sobre control de estupefacientes, que es realmente un dechado de contradicciones y falacias. Las drogas no son buenas o malas; uno es bueno o malo.”

En este libro, los protagonistas –dos hombres y una mujer– forman un triángulo no romántico cuya base es el consumo de drogas y después su elaboración y venta; pero su paraíso termina con la irrupción del comandante Manríquez y entonces comienza el desbarajuste.

Construí la novela evidentemente a partir del consumo de sustancias sicoactivas, de experiencias mías o de otras personas que fui escuchando por ahí, así como la lectura de algunos autores canónicos que abordaron el tema y cuya lista es larga, dice Fernando Lobo en entrevista telefónica desde Oaxaca, ciudad donde radica.

“Todos (los autores canónicos) están en la línea de escribir y narrar la experiencia del estado alterado de conciencia, y me pareció un enorme desafío para la narrativa, junto con el asunto de la escalada de la violencia alrededor del delito del narcotráfico y el tema de la prohibición.

“Así comenzaron a tejerse estas líneas que primero intentaron ser un ensayo acerca de esos procesos químicos causados por un producto que viene por lo general de una planta y que llevan a estados diferentes de conciencia.

Que nos modifiquen la sique me parece extraordinario y digno de ser tratado desde una perspectiva intelectual.

Nada de apologías

Sin embargo, para tener esas experiencias –que son sumamente enriquecedoras, sostiene Fernando Lobo, hay que estar consciente de lo que se hace, e informado. “Hay que enfrentar las cosas con inteligencia; me causa problemas físicos, los efectos colaterales del consumo de drogas no son gratuitos, pero remordimientos, arrepentimientos, nada por el estilo. Pero sí hay que ser cuidadosos con la salud, con la personalidad.

Son sustancias de mucho cuidado y el Estado en particular tendría que ser sumamente cuidadoso en informar a la gente en lugar de organizar guerras para beneplácito de la Casa Blanca.

Tampoco se trata de que Contacto en Cabo (Mondadori) sea una defensa de la droga. “En general, en literatura es imposible hacer apologías del placer que producen algunas drogas sicoactivas, es extraordinario. Esta sensación de expansión de la conciencia que producen, sin embargo, son sustancias que no son buenas ni malas, todo depende de quién las use.

“Somos nosotros, los seres humanos, y la cultura tiene que formar las pautas para un consumo responsable, que no genere tal cantidad de conflictos porque las personas se drogan.

Son sólo cien años de prohibición en milenios de historia; ha habido ejemplos de prohibición: el clero, la Santa Inquisición, los árabes lo hacen con el alcohol, pero me parece que la relación actual es una de las peores.