Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 19 de julio de 2009 Num: 750

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

La pasión de Carl Dreyer
RODOLFO ALONSO

Descenso
YORGUÍS PABLÓPOULOS

La riqueza del bilingüismo
ADRIANA DEL MORAL entrevista con KIRAN NAGARKAR

La frase de Marx sobre el opio en su contexto
ROLANDO GÓMEZ

En recuerdo de Jorge Negrete
MARCO ANTONIO CAMPOS

Mathias Goeritz: ecos del modernismo mexicano
LAURA IBARRA

Amélie Nothomb: del narrador a lo narrado
JORGE GUDIÑO

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Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Paso a Retirarme
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La Jornada Virtual
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MÁQUINAS PENSANTES

RAÚL OLVERA MIJARES


La mente mecánica. Introducción filosófica a mentes, máquinas y representación mental,
Tim Crane,
Fondo de Cultura Económica,
México, 2008.

¿Cómo entender la constitución, el funcionamiento y la simulación del modelo de inteligencia más poderoso conocido hasta ahora: la mente humana? En el seno de la filosofía, y más específicamente dentro de la llamada tradición analítica, los expertos pretenden reducir el fenómeno mental a una serie de esquemas descriptivos más o menos funcionales. Tim Crane del University College de Londres, en su libro La mente mecánica se propone la nada desdeñable tarea de ofrecer una panorámica en una línea de pensamiento que en términos generales se retrotrae hasta 1910, año de aparición en Inglaterra de los Principia Mathematicak, de Russell y Whitehead.

La tradición analítica arranca con este intento de la formalización lógica de las matemáticas descubiertas hasta entonces, cuyo método se ha tomado como modelo del pensar en general. Muy pronto, de la lógica algorítmica y la filosofía de las matemáticas, se pasaría a otras disciplinas como la filosofía del lenguaje, la filosofía de la mente y, más recientemente, enfoques interdisciplinarios como las ciencias cognitivas y la inteligencia artificial, a caballo entre la lingüística, la neurociencia y la psicología.

El problema fundamental que emparienta la mente humana con la computadora parece ser el de la representación , pues ambas operan con este concepto. Cuando se piensa en una caballo, o bien la máquina opera con el signo de caballo, es evidente que no se manipula, procesa, destroza y rearma un ser de cuatro pezuñas, una crin y que es susceptible de relinchar, sino un símbolo abstracto. No todo lo mental es computacional ni viceversa. Estados de la mente como la euforia, el miedo, la duda, la ira, que parecen no ser privativos únicamente del hombre, siendo de naturaleza mental no son discursivos, cuantitativos ni mucho menos calculables.

En última instancia, el proyecto de reproducir un modelo de inteligencia en una máquina es dudoso. La estructura particular de un ser humano, al estar dotado de un cuerpo con brazos, piernas, visión estereoscópica, sentidos kinestésicos y de un alma (llámesela psique, intelecto o mente) ha resultado imposible de reproducir en un mecanismo que sólo obedece instrucciones puntuales y corre a gran velocidad, pero carente de comprensión, reflexión o conciencia de lo que está realizando (o más bien de lo que se está procesando con él, para no personalizar, pues de esta visión antropomorfa proceden no pocos equívocos).

Zambullirse en discusiones a menudo intrincadas, o bien argumentos de sentido común, pero explicados con innumerables vaguedades y rodeos, tentativas de elucidación de estos temas, con los que los filósofos en el mundo anglosajón devengan pragmáticamente su pan, puede resultar de interés para el curioso lector, y naturalmente también para el estudiante de filosofía interesado en la novísima historia de estos achaques de máquinas pensantes.