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Bajo la Lupa

La ominosa paranoia de Netanyahu, según Haaretz

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Soldados israelíes participan en un ejercicio de guerra urbana en un complejo habitacional simulado de la base militar Tzeelim, en el desierto del Neguev, hace unos díasFoto Reuters
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l pequeño Medio Oriente –geográficamente hablando, porque desde el punto de vista geopolítico es quizá la zona más compleja del planeta– exhibe una pentapolaridad regional: las tres clásicas potencias sureñas constituidas por Israel (la única dotada de ojivas nucleares clandestinas), Egipto (el país más poblado y el mayor ejército del mundo árabe), Arabia Saudita (la magna potencia petrolera del mundo), y las dos nuevas potencias emergentes norteñas representadas por Turquía e Irán, quienes aprovecharon la catástrofe militar de Estados Unidos en Irak.

Decimos el pequeño Medio Oriente, sin el calificativo de gran, que fascina a los geoestrategas israelíes, porque complicaría aún más la nomenclatura geopolítica de la pentapolaridad regional con la incrustación de dos potencias nucleares medianas: India y Pakistán.

El centro de gravedad regional se ha desplazado al norte: a Turquía e Irán, fronteras también del Cáucaso donde Rusia puso en jaque a Georgia (apuntalada por Estados Unidos, la OTAN e Israel).

El otrora invencible ejército israelí después de 59 años de apoteosis militares ininterrumpidas ha sufrido tres severas derrotas de alcances estratégicos en los recientes dos años: 1) con la guerrilla chiíta de Hezbollah en Líbano; 2) con el grupo fundamentalista sunnita palestino de Hamas en Gaza, y 3) en forma subrepticia en Georgia, donde asesoraba al ejército del presidente aventurero Mikheil Saakashvili.

Como dato de botana: el reconocimiento de Israel (con la adición de Taiwán) al régimen golpista de Honduras pretende, a nuestro juicio, frenar el avance de la alianza de Irán con el Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América (Alba).

El desarrollo de la política interna en Israel, la única potencia nuclear clandestina de la región, será determinante en el avance de la reconciliación de Barack Obama con Irán y Siria.

Pese a los disturbios electorales en Teherán, no pasaron inadvertidos dos sucesos relevantes: 1) la prudente suavidad (como debe ser) del abordaje de la cumbre del G-8 en Italia respecto al contencioso nuclear persa, y 2) la liberación de cinco diplomáticos capturados hace tres años por las fuerzas de ocupación de Estados Unidos en Irak (Kaveh L. Afrasiabi, Asia Times, 10/7/09).

Las reconciliación de Obama con el mundo árabe en particular y con el mundo islámico en general va en serio, así como su acercamiento con Irán y Siria, lo cual en su conjunto afecta los intereses unilaterales de los halcones de Israel vinculados a los neoconservadores straussianos del anterior gobierno bushiano.

Obama ha optado por la reconstrucción, mediante el innegable poder suave (soft- power) que ostenta Estados Unidos, en lugar del ciego nihilismo global de su antecesor, quien provocó tantas calamidades y que ha hundido al mismo Estados Unidos en la peor crisis ontológica de su historia.

En este contexto habría que ubicar las recientes revelaciones eméticas sobre los banqueros Rothschild (creadores y acreedores financieros de Israel) por su manejo de la esclavitud desde hace dos siglos (ver Bajo la Lupa, 8/7/09), así como la exposición de las presuntas perturbaciones mentales del primer ministro israelí Bibi Netanyahu por el rotativo Haaretz, muy cercano al Partido Laborista del presidente octogenario Shimon Peres y del ex premier Ehud Barak, lo cual prepara un fuerte reacomodo gubernamental que favorezca el abordaje pacifista de Obama en referencia al contencioso palestino y al plan árabe de paz del rey saudita Abdalá.

Barak Ravid, corresponsal de Haaretz, afirma que “la paranoia (¡súper-sic!) de Netanyahu se extiende a los judíos autodenigrantes (self-hating jews) Emanuel y Axelrod” (9/7/09): Bibi parece sufrir confusión y paranoia. Con estos dos simples datos de Barak Ravid, el premier Bibi, anterior vendedor de electrodomésticos, debería estar internado bajo tratamiento en un hospital siquiátrico y no a cargo del botón nuclear que puede desencadenar una hecatombe en la región.

Barak Ravid describe que Bibi está convencido (sic) de que los multimedia lo persiguen, que sus asesores filtran información en su contra y que la administración estadunidense lo desea fuera de su puesto.

Después de dos meses de su visita fracasada a Washington, donde perdió todas las proporciones frente a Obama, Barak Ravid coloca en relieve la profundidad (sic) de su paranoia al referirse a Rahm Emanuel y a David Axelrod como judíos autodenigrantes. Se recuerda que Rahm Emanuel y David Axelrod, dos prominentes operadores de la comunidad judía en el Partido Demócrata, son respectivamente jefe del gabinete presidencial y uno de los principales asesores de Obama en política exterior.

El gabinete de Bibi ya se parece al de otro fracasado, Calderón, y Barak Ravid describe cómo sus cinco principales consejeros se pelearon durante una conferencia de prensa convocada al vapor.

Con el fin de sopesar los límites de Estados Unidos en referencia a los controvertidos asentamientos neocoloniales de los fanáticos israelíes en los territorios palestinos ocupados, Bibi convocó a su antecesor Ehud Olmert, quien luego declaró estar en estado de choque (sic) debido a su enfoque eminentemente mediático. Bueno, en esto suele desembocar la patología de la sobrexplotación de la mercadotecnia sin contenido.

Los mismos aliados de Bibi en el gabinete, Ehud Barak, ministro de Defensa y anterior primer ministro del Partido Laborista, y Avigdor Lieberman, ministro de Relaciones Exteriores, han expresado tras bambalinas estar en estado de choque (sic) por la conducta de Netanyahu.

Entre choque y paranoia, el neonato gabinete israelí corre el riesgo de ser amputado ya que, según Haaretz (30/6/09), el presidente francés Sarkozy, considerado uno de los más cercanos amigos de Israel, le sugirió al premier Netanyahu durante su visita a Francia desprenderse rápidamente de su ministro de Relaciones Exteriores, el insoportable (sic) e imbebible (sic) Lieberman, y de sustituirlo por Tzipi Livni, la anterior canciller, con la que Sarkozy parece tener más afinidades (De Defensa, 30/6/09).

Lo peor: Bibi no defendió, aunque fuese un ultrarracista, a su ministro de Relaciones Exteriores Avigdor Lieberman, lo cual ha sido severamente criticado en la Radio del Ejército por Uzi Landau, ministro de Infraestructura.

El irascible Avigdor Lieberman despotricó contra Sarkozy por su intolerable intervención en los asuntos internos de Israel. Cabe recordar que fue Francia quien dotó a Israel del programa de sus armas nucleares.

El gobierno superextremista de la dupla Netanyahu-Lieberman hace agua, lo cual es notorio en sus querellas internas y externas como reflejo de la nueva dinámica del nuevo orden pentapolar en el pequeño Medio Oriente.

Después de las locuras bélicas de Baby Bush, ahora el mundo se encuentra bajo la espada de Damocles de las presuntas perturbaciones mentales de Bibi, quien detenta el mando del botón nuclear israelí.