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PT, PSD y PVEM enfocaron sus campañas a conservar registros

A prueba hoy, las estrategias panista y priísta para atraer sufragios en Campeche
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 5 de julio de 2009, p. 27

Campeche, Cam., 4 de julio. El senador priísta con licencia, Fernando Eutimio Ortega Bernés, y el panista Mario Alberto Ávila Lizárraga, ex delegado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) en el estado, se disputan este domingo la gubernatura de Campeche, en una jornada donde se espera el choque de estrategias para agenciarse votos, y en la cual estarán en juego también 11 alcaldías, 21 diputaciones locales y 20 juntas municipales.

También buscan la gubernatura otros tres candidatos, el del PT, Manuel Chablé Gutiérrez; el del PSD, Rubén Saravia Suárez, y el del PVEM, Rafael Vicente Montero Romero, quienes enfocaron sus campañas a la conservación de sus registros.

Luego de 45 días de campañas caracterizadas por la confrontación, la guerra sucia por Internet y el intercambio de denuncias penales entre los dirigentes de PRI y PAN, se espera que este domingo las estrategias de ambos partidos se pongan a prueba con operativos similares.

Desde el pasado lunes, varios medios locales documentaron la aplicación del plan Ave Azul para la compra masiva de votos con dinero en efectivo, despensas, láminas y bloques para la construcción de casas.

Funcionarios del Oportunidades de la Sedeso, se encargaron de esas acciones, para lo cual utilizaron los padrones de beneficiarios de sus programas, según denunció Aníbal Ostoa Ortega, dirigente estatal de Convergencia.

Las campañas negras

La presencia en Campeche del propagandista de origen español, Antonio Solá Reche, fue confirmado por Jorge Luis Lavalle Maury, coordinador general de la campaña de Mario Ávila Lizarraga, el candidato panista al gobierno.

No hace nada malo, nada sucio; es sólo un amigo más, como muchos..., respondió Lavalle a los reporteros, cuando fueron descubiertos en el restaurante Cachimbazo de Champotón.

Sin embargo, la presencia de Solá fue evidente por los ataques en Internet contra adversarios del PAN y autoridades priístas. Los correos electrónicos de políticos, periodistas y empresarios fueron intervenidos y desde ahí se lanzaron panfletos difamatorios contra los del PRI.