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Otra víctima del llamado operativo tricolor

Insisten los policías de Aguascalientes en vejar a detenidos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 22 de junio de 2009, p. 40

Aguascalientes, Ags., 21 de junio. Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE), dependencia a cargo del general Rolando Hidalgo Eddy, mantienen desde febrero el llamado operativo tricolor, que consiste en detener a ciudadanos por faltas administrativas o aun sin motivo aparente, sobre todo en la periferia de la capital.

Los policías asaltan y torturan a sus víctimas, las rapan y las pintan con pintura de aerosol en cabeza y cuerpo y así las llevan en calles del centro de esta capital.

Quien ahora sufrió el abuso es el albañil Carlos Rivera Figueroa, de 23 años de edad, quien dijo que la tarde del sábado bebía cerveza dentro de su casa, pero cuando salió para comprar más bebida a una tienda de abarrotes cercana a su domicilio, ubicado en el fraccionamiento Guadalupe Peralta Gámez, en el oriente de la ciudad, fue detenido por agentes encapuchados de la SSPE, quienes lo esposaron, lo llevaron a un arroyo y ahí le dieron una golpiza. Me decían que yo era un sicario y que por mi culpa habían muerto algunos policías. Yo les dije que no era cierto, que me dejaran en paz. Carlos añadió que los policías le robaron 500 pesos. Después me raparon y me pintaron la cabeza y el cuello con espray de varios colores, y me dijeron que era para que escarmentara, relató.

Foto
Desde marzo, agentes de la policía estatal de Aguascalientes llevan a cabo el llamado operativo tricolor, que consiste en detener a personas que cometen faltas administrativas como beber en la vía pública o que simplemente les resultan sospechosas a los agentes, para golpearlas, raparlas y pintarlas con esmalte en aerosol. En la imagen, una de las personas vejadasFoto Cortesía Página 24 / Archivo

Rivera Figueroa narró que en las primeras horas de este domingo los agentes lo dejaron a un lado de la Plaza de la Patria, a unos metros de palacio municipal y del palacio de gobierno del estado, donde policías municipales lo vieron, se dieron cuenta de que estaba lastimado y le preguntaron si quería que llamaran a una ambulancia.

Carlos rechazó la ayuda de los agentes, se dirigió a la avenida López Mateos para tomar un taxi y dirigirse a su domicilio, pero antes dio a conocer la agresión a la prensa local.