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El Museo Amparo exhibe El sabotaje de lo real, con piezas del Centro George Pompidou

En Puebla desembocan las visiones de la fotografía surrealista de México y Europa
La Jornada de Oriente
Periódico La Jornada
Domingo 14 de junio de 2009, p. 5

“Estamos viviendo cierta aridez en la cultura de las exposiciones en el país. Muchos museos están trabajando a contracorriente y, por ello, es muy significativo que una muestra como El sabotaje de lo real: fotografía surrealista y de vanguardia. Visiones cruzadas entre México y Europa desde los años 20 a los 60 llegue a Puebla”, dijo a La Jornada el historiador José Antonio Rodríguez.

Esta muestra sentará precedente en los inicios del siglo XXI: por vez primera dialoga, analiza, confronta y se acerca con el público para abordar una fase de nuestra historia que no estaba estudiada, añadió el investigador, previo a la inauguración, el viernes, de la muestra en el Museo Amparo.

En 1984 también se presentó una exposición en el Museo Nacional de Arte, que se llamó Surrealistas en México, pero no hubo fotografía. Ahora tenemos esta megamuestra para regodearnos con ella y dialogar con esta fase del surrealismo y las vanguardias mexicanas y europeas.

Para el investigador, autor de uno de los textos que se incluye en el libro-catálogo que se imprimió a propósito de la exposición, existen muchas lagunas en la historia de la fotografía mexicana; una de ellas es: ¿qué sucedió con la vanguardia y el surrealismo en este país, desde la visión de la gráfica?

Cuando Ángeles Alonso lo invitó a participar en el proyecto, reveló que lo primero que se le vino a la mente fue ¿cómo traer a Puebla las obras del Centro George Pompidou, pues es un museo muy reservado. Es profundamente difícil que preste alguna de sus colecciones, porque son joyas, lo cual resultó para interesante para todos. No había antecedentes de una relación de este tipo en México.

El surrealismo en la fotografía mexicana era un análisis que no existía y que nos habíamos tardado en hacer; no obstante, sabemos que siempre estuvo a la altura de los trabajos que se producían a escala internacional.

Por tal razón, José Antonio Rodríguez consideró que la exposición está abriendo muchos campos para la historia de la fotografía en nuestro país, pues vincula y analiza el desarrollo en paralelo de la vanguardia mexicana con la europea, principalmente francesa y alemana.

Brassaï, Man Ray, Cartier-Bresson...

En rueda de prensa, Rodríguez, Miguel Cervantes, a cargo de la museografía, y el director del museo, Roberto Gavaldón, hablaron de la relevancia de la muestra en México.

Hay que destacar que el Museo Amparo se convirtió en la primera institución mexicana a la que el Centro George Pompidou, de París, Francia, presta una colección tan valiosa de fotografías vintage, que reúne a grandes artistas, como Brassaï, Man Ray, Maurice Tabard, Eugène Atget, Henri Cartier-Bresson, Manuel y Lola Álvarez Bravo, Tina Modotti, Kati Horna, Juan Crisóstomo Méndez, Agustín Jiménez y Nacho López, entre otros.

A manera de antecedente, Cervantes explicó que el movimiento surrealista surge en Europa tras la crisis de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Soviética. En ese entonces, intelectuales, artistas y la sociedad en general necesitaba un cambio profundo, porque la guerra había mostrado su cara más oscura.

Es ahí cuando los surrealistas “surgen como rechazo al realismo académico, al realismo impuesto, cuestionando y saboteando lo establecido. En el periodo de mayor intensidad, Sigmund Freud hizo una enorme revolución al descubrir el inconsciente y su importancia en la mente. Esto se refleja en el cine, la pintura, la literatura, la música y la fotografía, como El clarividente, de Agustín Jiménez.

Los grandes pensadores del movimiento descubrieron una nueva manera de enfocar la realidad en obras ya hechas para ver formas nuevas. Existe una necesidad de lo poético, de la revelación y de lo maravilloso donde no lo hemos visto. Es por ello que el surrealismo transformó la sensibilidad artística del siglo XX.

La muestra se encuentra en 14 salas; en las tres primeras destacan fotografías de Lola Álvarez Bravo con una serie de desnudos masculinos a Juan Soriano; la icónica imagen de La buena fama durmiendo y Dos pares de piernas, de Manuel Álvarez Bravo; otra colección titulada Teatros del crimen, con obras de Jacques André Bolffard; retratos de Remedios Varo y Leonora Carrington, captadas por la lente de Kati Horna; un desnudo censurado de Lupe Marín junto a un jarrón, de Cartier-Bresson y otras de sus joyas; La gorda, de Antonio Reynoso; Eisenstein con calavera, de Agustín Jiménez, y dos grafitis de Brassaï.

–¿Cómo se integró la fotografía mexicana al surrealismo europeo?

–Históricamente, en los años 20 y 30, muchos de los fotógrafos mexicanos jóvenes estaban a la par y muy al tanto de las vanguardias artísticas europeas, como sucedió con Manuel Álvarez Bravo, quien por simpatía y conciencia, creó imágenes con tintes surrealistas, de sensibilidad extrema.

Y son los surrealistas europeos quienes se interesan en su obra, y a través de Álvarez Bravo llegan a otros artistas mexicanos. Mucho del trabajo que se hizo aquí, en México, sin la idea que sea expresamente surrealista, es integrado al movimiento, señaló Rodríguez.

El sabotaje de lo real... alberga 229 piezas de 40 artistas, y permanecerá hasta el 31 de agosto en el Museo Amparo (2 Sur 708), Centro Histórico de Puebla.