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Ver día anteriorViernes 12 de junio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Penultimátum

Matrimonios eclesiásticos: ¿quién ganará, los martos o los gaviotos?

L

a pareja que de 2001 a 2006 administró México como si fuera un changarro (labor que le produjo rentas de castillo del siglo XIX), gusta de traer en vilo a cien millones de mexicanos. Cuando los órganos de supervisión no terminan de aclarar las cuentas de ese sexenio, los Sahagún-Fox (en riguroso orden de importancia), desmienten el rumor de que resolvieron no contraer matrimonio por el rito católico. El proyecto sigue en pie, lo que pasa es que se las estoy haciendo de emoción, dijo el ex presidente para enterrar de una vez por todas tan malévolo rumor.

Sin embargo, los frutos cosechados por aplazar esa boda están a la vista: la crisis es la peor en el último medio siglo, el desempleo aumenta como nunca, la inseguridad sigue de la mano del optimismo oficial al rendir los partes de guerra contra la delincuencia, y la corrupción del segundo gobierno del cambio brota por doquier y va camino de superar las marcas establecidas por el PRI durante 70 años. Y es que nada puede marchar bien en la vida de México mientras Marta y Vicente no regularicen su situación ante la única ley que siempre han reconocido: la de la Iglesia de Roma. Ya obtenida la anulación de sus respetivos matrimonios gracias a los oficios de dignatarios eclesiásticos que encabezó Marcial Maciel, lo que queda es unir lo que nadie debe disolver: la rendición de cuentas de una pareja a la que caracterizó la voluntad de llevarse a su casita lo que era de todos. Si devuelven, ahí les va nuestra bendición.

Todo apunta a que la boda citada no será antes de las elecciones legislativas de julio próximo. Marta y Vicente saben que su enlace debe ser el acontecimiento del presente sexenio. Y que por lo tanto no deben empañarlo actos electorales y mucho menos otra boda que lleva un año en puerta: la del gobernador del estado de México con Angélica Rivera, la actriz de telenovelas del canal de las estrellas y, en sus ratos de ocio,  anunciante de milagros. Apenas en marzo pasado se informó que La Gaviota revoloteó en las oficinas del tribunal eclesiástico de la ciudad, presuntamente para tratar asuntos relacionados con la anulación de la boda religiosa que contrajo en 2004 con el productor de televisión José Alberto Castro y de quien se separó tres años después. Con Castro vivió en unión libre, pero feliz, durante 11 años. Aunque su boda se celebró conforme a lo que indica la liturgia, puede ser declarada nula porque tuvo lugar en una playa. Y eso está prohibido. Únicamente se permite en X-Caret, el mal llamado Paraíso de la Naturaleza, y donde celebran sus bodas los famosos del espectáculo, la política y la fortuna.

¿Quién ganará: los martos o los gaviotos? Lector, lectora, hagan sus apuestas y envíenos sus pronósticos a: Distraccióntediosawww@@@chismebanal.mexico.comcomcom