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El lunes asume el abanderado del ex guerrillero FMLN; Washington, sin reacciones

Termina la guerra fría en El Salvador con la asunción de Mauricio Funes como presidente

Se le considera ahijado político de Lula; éste intercedió ante Obama, la versión en San Salvador

Enviada
Periódico La Jornada
Sábado 30 de mayo de 2009, p. 17

San Salvador, 29 de mayo. El lunes primero de junio se llevará a cabo la transferencia de la presidencia de este país a un jefe de Estado miembro de un partido político que, hasta hace 17 años, fue una organización guerrillera que pretendía la revolución socialista. Durante la década de los años 80, la Casa Blanca, el Pentágono, la CIA y el Departamento de Estado apostaron por el aniquilamiento del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Lo novedoso es que este cambio en la política salvadoreña ocurre sin que en Washington se levante una ceja. Por el contrario, el beneplácito de la administración de Barack Obama ante la perspectiva de relacionarse con un nuevo mandatario de izquierda en el subcontinente es inédito, sobretodo con los antecedentes cercanos de la hostilidad con la que fueron recibidos por el anterior gobierno de Estados Unidos otros triunfos electorales de partidos políticos con una visión alternativa, como Bolivia y Ecuador.

Las señales de aceptación de Obama hacia Mauricio Funes fueron inmediatas. Una llamada telefónica para felicitarlo por su triunfo electoral, el envío de su subsecretario de Estado Thomas Shannon inmediatamente después de los comicios para empezar a gestionar el acercamiento formal y ahora la llegada de la secretaria de Estado Hillary Clinton a la ceremonia de transmisión de mando son algunos de los gestos visibles.

Pero la aceptación que despierta en Washington el perfil pragmático del nuevo mandatario tiene otras expresiones que permiten percibir un cambio de clima. En elecciones anteriores, personeros de George W. Bush con reconocidos méritos anticomunistas, como Otto Reich y Roger Noriega, viajaron a San Salvador a apoyar a los candidatos de la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) contra el FMLN. En el proceso que ganó Funes, Estados Unidos –de manera insólita– se mantuvo al margen. Se dice que en este caso la mano del presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva –padrino político del líder salvadoreño–, tuvo mucho que ver.

Con cierta dosis de retórica, el que será ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Funes, Hugo Martínez, asegura que El Salvador mantendrá con Estados Unidos una relación de equidad. Y para subrayar esta nueva orientación que pretende alejarse de la profunda dependencia de la nación más pequeña de Centroamérica respecto de la potencia global, explica por qué nunca más habrá soldados salvadoreños combatiendo en guerras ajenas, como ocurrió apenas en 2003 cuando el gobierno de Elías Antonio Saca envió tropas como parte de la coalición internacional que apoyó la ocupación militar de Irak.

El FMLN nunca estuvo de acuerdo con esa participación. El gobierno involucró a nuestro ejército en un conflicto en el que no había un claro mandato de Naciones Unidas para proceder. En un marco distinto, con un acuerdo multilateral en toda forma, El Salvador mantiene en pie su compromiso de participar en operaciones de paz. Pero será en operaciones de paz, no de guerra, subrayó Martínez, hasta ahora diputado frentista perteneciente a la generación de políticos que no participaron en el conflicto armado.

Resabio de una época negra

Otro cambio casi instantáneo que se dará a partir del próximo lunes es que El Salvador dejará atrás su condición de último reducto de la guerra fría, expresado en su obstinada política de no reconocer diplomáticamente al gobierno revolucionario de Cuba desde 1959.

De todos los gobiernos latinoamericanos que rompieron con Cuba en esos años, excepto México, uno por uno fueron volviendo al redil en la medida en que reconocían que el anticomunismo a ultranza había caducado. Costa Rica, en 2008, fue el penúltimo. El arenero Saca resistió todas las presiones para dar este paso con el argumento de que no lo haría hasta que en Cuba haya democracia, a pesar de los intereses comerciales y sociales salvadoreños que se vieron afectados por su obstinación. Entre otros, los de la aerolínea TACA, que desde hace años es coadministradora de Cubana de Aviación. Y de más de mil jóvenes salvadoreños sin recursos que cursan a precios muy razonables la carrera de medicina en la isla.

Martínez adelantó que tiene instrucciones de anunciar formalmente el acercamiento El Salvador-Cuba en la reunión ministerial de la Organización de Estados Americanos, el 2 y 3 de junio en San Pedro Sula. Y el lunes asistirá a la toma de Funes, en representación del presidente Raúl Castro, el vicepresidente Esteban Lazo.