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Tienen luz porque se cuelgan con diablitos y hay agua porque la extraen de un pozo

Tras 20 años, en Ampliación El Carmen aún esperan servicios

Enclavada en la parte alta de la GAM, luce precarias casas erigidas con lámina y madera

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Son pocos los que erigieron viviendas de concreto en la colonia.Ampliación El Carmen, en Gustavo A. MaderoFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Miércoles 27 de mayo de 2009, p. 37

Hace más de 20 años compraron en 8 mil pesos un terreno en suelo de conservación ecológica, sin energía eléctrica, agua ni drenaje. Aun así comenzaron a construir sus casas, la mayoría de lámina o madera, las menos de tabique, y para llegar a ellas deben subir una inclinada pendiente por improvisadas escaleras hechas de piedra y lodo.

Ahora tienen luz, porque se cuelgan con diablitos, y como pudieron construyeron el drenaje a ras de suelo y conectaron mangueras de plástico a un pozo para extraer agua y llenar tinacos y luego, por medio de bombas, subirla hasta sus viviendas. Nos cooperamos para poner esta tubería, tomamos el agua de un pozo de extracción, explica la señora Blanca. Como va pudiendo cada uno pone la bomba para que suba el líquido, dice.

Son unas mil personas que conforman la colonia Ampliación El Carmen, en la zona alta de la delegación Gustavo A. Madero, catalogada como asentamiento irregular.

Por más de una década han esperado que las promesas que algún diputado les hizo durante su campaña se cumplan y la Asamblea Legislativa del Distrito Federal apruebe el cambio de uso de suelo, que les daría derecho a estos servicios de manera regular.

En la década de los 80 adquirieron a plazos un terreno en las faldas de la Sierra de Guadalupe. Me costó 8 mil pesos, pero como era mucho dinero hasta me dieron chance de pagar en abonos de 300, recuerda María. Ahora, agrega, los ejidatarios (de las familias Tapia y Carrillo) piden hasta 100 mil pesos.

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Es un asentamiento con servicios irregularesFoto Guillermo Sologuren

Una calle pavimentada marca la diferencia entre la zona urbana y el asentamiento irregular. A partir de la calle del Tanque el camino es de tierra y piedras; en época de lluvia se convierte en lodo.

Por temor a que las autoridades les corten la luz o el agua, se muestran recelosas a la presencia de extraños, y sólo después de mucho insistir permiten que se tomen algunas fotos.

Mary recuerda que hace un par de meses los vecinos capturaron a un ladrón y comenzaron a golpearlo. Tuvo que venir una patrulla a liberarlo, si no lo hubieran matado.

En las esquinas se puede ver a jóvenes –casi niños– y adultos tomar cerveza o inhalar tíner a cualquier hora del día.

Tras subir la empinada pendiente más de una vez al día, Blanca se sofoca, por lo que tiene que descansar unos minutos para recuperar el aliento. Sentada en el escalón de una casa, dice para sí: somos pobres, pero somos seres humanos y no queremos vivir como animales.