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Condena asesinato del joven Antonio Equihua por plagiarios

Enérgico llamado de la Iglesia a frenar el deplorable clima de violencia
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de mayo de 2009, p. 20

La arquidiócesis de México hizo un enérgico llamado a frenar el deplorable clima de violencia, el cual deja en evidencia la creciente e inhumana opción por la ley del más fuerte, la venganza, el odio y la cada vez más fuerte prevalencia del crimen en la vida común.

En ese sentido, lamentó lo ocurrido recientemente a monseñor Héctor González Martínez, arzobispo de Durango, quien denunció que fue encañonado y detenido momentáneamente en un retén instalado por un comando armado cuando acudía a la parroquia de San Bernardo, en visita pastoral.

Asimismo, criticó y expresó tristeza por el asesinato del joven Antonio Equihua Peralta, de 16 años, quien presuntamente fue secuestrado por la banda de La Flor y encontrado sin vida el pasado domingo en la cajuela de un automóvil, el cual fue abandonado en Tlalpan.

La arquidiócesis puso el documento en su página electrónica Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (Siame), en el que también señala que “la tregua –quizá circunstancial, quizá mediática– que el virus de influenza impuso a cada sector social, económico y político en México finalizó”, por lo que ahora, de nuevo y tristemente, volvió a los titulares noticiosos el horrendo panorama de crimen y violencia que aqueja al país.

Precisó que para comprobarlo bastan estos dos ejemplos: primero, el cobarde asesinato del menor Antonio Equihua Peralta, secuestrado en la capital del país, y segundo, la amenaza a punta de pistola contra monseñor Héctor González Martínez, quien en fechas recientes denunció la impunidad en que vive uno de los principales capos de las mafias mexicanas y la indolencia de las autoridades.

Remarcó que la Iglesia católica no ha cesado de censurar estos acontecimientos, condenar enérgica y tajantemente la violencia y repudiar el crimen y toda forma de agresión contra gente inocente. Añadió que esta iglesia tiene la obligación de recordar que el derramamiento de sangre es contrario a las enseñanzas de Cristo y a los más elementales derechos del hombre, como el respeto a la vida, la dignidad humana y la libertad.

Ante tal situación, insistió en que todos los sectores del país debemos redoblar esfuerzos para alcanzar juntos la paz y tranquilidad que todos deseamos y que nuestra nación espera.