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Asesinatos, corrupción, peculado, narco, enriquecimiento ilícito...

Trama de escándalos que rebasó fronteras
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de mayo de 2009, p. 5

Asesinatos políticos, corrupción, narcotráfico, lavado de dinero, peculado, enriquecimiento ilícito, la muerte de un hermano. El apellido Salinas de Gortari aparece atado a una trama de escándalos que trascendió las fronteras de México.

Carlos Salinas fue quien logró escalar el peldaño más alto de la burocracia mexicana al ser electo en 1988 penúltimo presidente de la era del PRI. Durante el salinismo, sólo un hombre llegó a ser casi tan poderoso como el presidente mismo: su hermano mayor, Raúl, poseedor de una fortuna incalculable, fruto de cuestionados negocios y de movimientos financieros irregulares que todavía hoy son objeto de un litigio en tribunales mexicanos.

Fue a partir del 28 de septiembre de 1994, cuando se perpetró el homicidio de José Francisco Ruiz Massieu, ex cuñado de los Salinas y hasta ese día secretario general del tricolor, que esa familia comenzó a sumergirse en el escándalo. Tres meses después del crimen, el entonces procurador Antonio Lozano, siguiendo una recomendación del penalista Juan Velásquez –quien era asesor jurídico de la familia Salinas–, designó a Pablo Chapa como fiscal del caso Ruiz Massieu. Luego de cinco meses de investigación, Chapa Bezanilla ordenó la detención de Raúl como presunto autor intelectual del homicidio.

En respuesta al encarcelamiento de su hermano, Carlos se autoexilió en Irlanda, en medio de acusaciones de corrupción y mientras el país se estremecía por una dura crisis financiera. Un año más tarde, en 1995, Paulina Castañón, esposa de Raúl, fue detenida en Suiza cuando abría una caja de seguridad del banco Pictet et Cie. En el interior de la caja guardaba un pasaporte apócrifo con la fotografía de Raúl Salinas.

Las instituciones suizas encontraron 17 cuentas bancarias vinculadas con Raúl y su familia. Carla del Ponte, fiscal de aquel país, inició proceso penal en contra de Raúl por sospecha de lavado de dinero procedente del narcotráfico.

Paralelamente, Enrique, el menor de los Salinas, fue interrogado en 1996 por un tribunal francés, en el contexto de una investigación sobre blanqueo de dinero. Ocho años después fue encontrado el cuerpo de Enrique en un auto en Huixquilucan, estado de México.

En octubre de 1998, desde Suiza, Del Ponte hizo públicos testimonios que presuntamente ligaban a Carlos y Raúl con el narco. Más tarde se supo del fracaso de los fiscales suizos (Del Ponte y Valentin Roschacher), ya que sus acusaciones contra Raúl estuvieron basadas en los testimonios de dos capos colombianos que admitieron haber mentido a cambio de obtener su libertad anticipada.

En enero de 1999, en México, Raúl Salinas fue condenado en primera instancia a 50 años de cárcel por el homicidio de José Francisco Ruiz Massieu. Raúl se inconformó y continuó el litigio. A fines de 2000, la grabación clandestina de un diálogo telefónico entre Raúl y su hermana Adriana reforzó las sospechas sobre la riqueza de los Salinas. En esa conversación, Raúl señaló a su hermano Carlos como el dueño de los millones de dólares presuntamente ilícitos ocultos en paraísos fiscales.

El 18 de junio de 2008, las autoridades francesas determinaron restituir 75.6 millones de dólares al gobierno mexicano, provenientes de las cuentas de Raúl Salinas de Gortari.