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El inmueble es un regalo para la ciudad, un catalizador de todas sus energías

Confieren el premio Mies van der Rohe al nuevo edificio de la Ópera de Oslo

En la inauguración del recinto se interpretó una ópera de Gisle Kvendokk dedicada a los niños

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Panorámica del edificio que ocupan la Ópera y el Ballet Nacional de Noruega, en Oslo
 
Periódico La Jornada
Jueves 30 de abril de 2009, p. 6

Barcelona, 29 de abril. Un regalo para la ciudad, que se puede considerar un catalizador de todas sus energías y un emblema de la regeneración de su tejido humano. El nuevo edificio de la Ópera y el Ballet Nacional de Noruega, en Oslo, se erigió hoy en ganador del Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea-Mies van der Rohe.

El jurado, que presidió en Barcelona Francis Rambert, destacó que el mayor centro cultural levantado en Noruega en los pasados 700 años es más que un simple edificio, puesto que se trata de un espacio urbano.

El edificio de la Ópera y el Ballet Nacional de Noruega se levanta desde un fiordo. Lo componen 36 mil piezas encajadas. El tejado es de mármol y el interior, de mil metros cuadrados, está revestido con carpintería fina sobre la que se han aplicado las técnicas tradicionales de los constructores de barcos del país nórdico.

Su artífice es el estudio de arquitectura Snohetta, fundado en la capital noruega en 1989, e integrado por Kjetil Trædal Thorsen (1958), Tarald Lundevall (1948) y Craig Dykers (1961).

El Premio de Arquitectura Contemporánea Mies van der Rohe es uno de los más importantes a escala mundial y está dotado con 60 mil euros.

Con el apoyo de la Unión Europea, se concede de forma bienal a proyectos completados en los dos años anteriores. La entrega del galardón tendrá lugar el próximo 28 de mayo en el Pabellón Mies van der Rohe, de Barcelona.

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Un aspecto del interior del recinto galardonado

Nace un instrumento musical

El 12 de abril del año pasado, por primera vez sonó un instrumento musical cuya construcción cobijó un amplio debate nacional a propósito de la conveniencia de invertir fuertes sumas en cultura.

La nueva Casa de Ópera de Oslo costó alrededor de 400 millones de euros, tuvo tropiezos varios y concentró irritación por igual que entusiasmo entre la sociedad noruega.

Una vez que sonó la primera nota musical en vivo comenzó el proceso de afinación de este instrumento, pues una sala de conciertos es como un violín, un piano o un violonchelo: un instrumento cuya afinación dura años y siempre es cambiante, sensible por igual al silencio que a cualquier factor por nimio que parezca.

La primera nota que sonó en ese recinto, en 2008, ya la había escrito el compositor noruego Gisle Kverndokk, quien recibió el encargo de componer una ópera pensada para los niños, en obvia atención al futuro y la conformación armoniosa de una sociedad. La ópera se titula igual que la novela que la inspiró: La vuelta al mundo en 80 días, del maestro Julio Verne.

Otra vertiente relevante es que el debate en el que nació esta casa de ópera continuará de manera programada, con la participación de políticos, escritores, músicos y representantes sociales. El tema central: la cultura y su relación con el dinero.

(Con información de Pablo Espinosa)