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Fieles hacen procesión alrededor del templo para rogar por la erradicación de la influenza

Después de más de 150 años, sacan otra vez de la Catedral al Señor de la Salud

A puerta cerrada, el cardenal Rivera celebra misa, transmitida por televisión de paga y radio

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Procesión por la erradicación de la influenza, con el Cristo de la Salud en andas, alrededor de Catedral. La efigie no había sido sacada a la calle en los últimos 159 añosFoto Luis Humberto González
 
Periódico La Jornada
Lunes 27 de abril de 2009, p. 13

En una Catedral Metropolitana cerrada a la feligresía a causa del brote de influenza –se permitió la permanencia de 58 personas que antes del mediodía estaban en el recinto, quienes recibieron cubrebocas–, el cardenal Norberto Rivera Carrera celebró misa, la cual fue transmitida por canales católicos de televisión de paga y Radio Centro.

Sin los cánticos y rezos de los cientos de feligreses que cada domingo acuden al templo –con casi cinco siglos de existencia–, el purpurado hizo un llamado a la población para que asuma las medidas de higiene recomendadas por las autoridades de salud, y por primera vez entregó la eucaristía en la mano de los creyentes, y no en la boca, como se acostumbra.

Antes de que concluyera el ritual –marcado por la incertidumbre, como describió Rivera Carrera–, el vocero de la arquidiócesis, Hugo Valdemar, informó que, sin excepción, se suprimieron las celebraciones religiosas en 530 parroquias y más de mil templos ubicados en la ciudad de México y la zona conurbada.

Puntualizó que es un cierre parcial de los templos. Todas las celebraciones religiosas, incluso bodas y bautizos que impliquen presencia masiva de personas, quedarán suspendidas hasta que la Secretaría de Salud informe que se levanta la contingencia.

Solicitó a fieles y religiosos estar atentos a las indicaciones de las autoridades sanitarias. Templos cercanos a la catedral permanecieron cerrados, y sólo si los creyentes tocaban las puertas podían acceder a los recintos.

Sorpresa

Ante la incertidumbre provocada por el brote del virus de la influenza, ministros de la Iglesia católica iniciaron un novenario, y a las seis de la tarde el presbítero Cuauhtémoc Islas presidió la procesión que con la imagen del Cristo de la Salud –la cual tiene 300 años en el recinto religioso– se realizó alrededor de la Catedral Metropolitana.

En un atardecer en el que había pocos capitalinos en el Zócalo y entre gritos aislados de ¡No les hagan caso! –refiriéndose a los sacerdotes– y ¡Se van a contagiar!, cerca de un centenar de personas participaron en el ritual que estuvo acompañado por el tañer de las campanas de la Catedral y de mucho incienso.

Al paso de la imagen, algunas personas se hincaron, otras preguntaban si se trataba del Señor de la Salud y unas más miraron sorprendidas al grupo, y con sus celulares sacaron fotografías.

Desde 1850 dicha imagen no se sacaba a las calles de la ciudad de México. Es una tradición centenaria sacar en andas al Señor de la Salud cuando una peste o una epidemia ataca a la población, explicó Hugo Valdemar.

En la Basílica de Guadalupe ayer también se realizaron misas con escasos asistentes; por la noche, en un comunicado, la arquidiócesis puntualizó que el recinto continuará parcialmente cerrado, y sólo se podrá entrar por las puertas de calzada de los Misterios y se dará acceso únicamente a la zona donde está ubicada la imagen de la virgen de Guadalupe.

Este martes 28, el templo de San Hipólito también permanecerá cerrado para evitar grandes concentraciones. Ese día cerca de 50 mil personas rinden culto a San Judas Tadeo. La imagen de éste será expuesta fuera del templo, para que los fieles puedan verla. Asimismo, la arquidiócesis de Jalapa suspendió la peregrinación prevista para el día 29 a la Basílica de Guadalupe.

Por su parte, en la mayoría de los templos evangélicos suspendieron actividades y cultos. Aunque los recintos permanecieron abiertos, no se celebraron los oficios reuniones habituales.

De su lado, David Romo, arzobispo de la Iglesia de la Santa Muerte, informó que se llevaron a cabo las tres celebraciones dominicales, aunque sólo asistieron 200 de las mil personas que acuden habitualmente cada domingo.