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Reportan caídas hasta de 70% en ventas por la alerta sanitaria

Desolador panorama en cafés, bares y restaurantes del DF
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Restaurante en la Zona RosaFoto José Carlo González
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Un médico revisa la garganta de una mujer a la entrada de un barFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Domingo 26 de abril de 2009, p. 13

Bares, restaurantes y hasta cafés con carta de alimentos resienten la emergencia por el brote epidemiológico de influenza porcina –con caídas en sus ventas hasta de 70 por ciento– desde el pasado viernes y, peor aún, en los bolsillos de sus trabajadores que tienen en las propinas su mayor ingreso.

En un recorrido por establecimientos del Centro Histórico y la Zona Rosa se observaron negocios totalmente vacíos, otros con una o dos mesas ocupadas e inclusive sitios usualmente concurridos por tradición y bajos precios vieron reducida su clientela, en el mejor de los casos, en 30 por ciento.

Ocurrió así en el restaurante El Popular, de la calle 5 de Mayo, donde su administrador, José Luis Eng Marín, advirtió que una suspensión de actividades, de un día para otro y por varios días, sería, sencillamente, catastrófica, no solamente para la empresa, sino para los trabajadores y los proveedores. A lo más, consideró que la economía del lugar, que opera las 24 horas los 365 días del año, resistiría tres días inactivo.

En el Salón Corona, otro lugar bastante concurrido en el Centro Histórico, particularmente por jóvenes cheleros, no quisieron dar información y sólo un mesero dijo que mantendrán su horario hasta la medianoche, mientras que en La Selva Café, en la calle de Bolívar, desde la tarde del viernes se notó una menor afluencia y para hoy domingo, con la suspensión del paseo ciclista, del que les llega un buen número de hambrientos pedalistas, seguramente nos va a afectar más.

Y hasta puntos de reunión familiar y de amigos, restaurantes y bares resultaron afectados por una ciudad prácticamente en cuarentena y como muestra el Focolare, en la calle Hamburgo de la Zona Rosa, donde a la cita para festejar un cumpleaños en la que se esperaba a por lo menos 40 personas, sólo llegaron ocho; otros llamaron para disculparse y señalar que querían permanecer en casa por la contingencia.

Casos como la cafebrería El Péndulo tampoco se salvaron: al atardecer del sábado, cuando la gente busca dónde comer o un poco de sombra y normalmente se ocupan entre 10 y 15 mesas, ayer solamente dos estaban en uso. Ayer (viernes) nos salvó la presentación de (el músico) Jorge Fratta, y eso porque los boletos ya estaban vendidos, comentó el encargado del lugar, pero lo mismo ocurrió en establecimientos dentro de plazas comerciales, como El Bajío, en Paseo de la Reforma 222, que de una ocupación de hasta 100 por ciento en horas de comida, ayer tenía 30 por ciento.

Antenoche, en el primer operativo para notificar el cierre de bares en Alvaro Obregón, sus propietarios aceptaron con resignación la medida. Sin embargo advirtieron que les causará serios problemas ante la ya de por sí difícil situación económica que se enfrenta en la ciudad.

Tenemos jefes de familia que deben llevar dinero a su casa, la disposición nos va afectar mucho y esperamos que se resuelva pronto, comentó Paulino Alonso, encargado de La Camelia, luego de la notificación.

De los 50 negocios, enterados de la medida en Alvaro Obregón, en la mayoría se manifestó la preocupación porque se trata de cadenas económicas donde es necesario el trabajo diario.