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A la Mitad del Foro

De mutantes y militantes

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Aspecto general de la 87 asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano a cuyo acto de clausura fue invitado el secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García LunaFoto Francisco Olvera
U

n decálogo para votantes predicado desde el púlpito. El nada humano nos es ajeno, como argumento para justificar a los curas pederastas y, de paso, la difusión de datos sobre presunta ubicación de narcotraficantes y la negativa a denunciar, porque esa no es función pastoral, según obispos y cardenales. Y acuden los dirigentes de los partidos políticos a público acto de contrición para que los de la clerigalla alivien su aflicción y reconcomio en ejemplar muestra de la separación Iglesia-Estado.

Faltaba la visión jurídica del Paraíso Perdido y de la reformas a la Constitución que pondrán en manos del titular del Poder Ejecutivo de la Unión la facultad expresa de dictar el estado de excepción, juzgar y resolver si deben suspenderse las garantías individuales en cualquier parte del territorio nacional: hacer ley el poder unipersonal de establecer el estado de sitio en la República federal, democrática, representativa y laica. Tres poderes y uno solo verdadero. Declara el abogado Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación, que lo que contienen las iniciativas enviadas por el Ejecutivo no hacen sino concretar lo que ya está en la Constitución. Efectivamente, está. Pero para declarar el estado de excepción, para poder suspender garantías individuales, el Presidente tiene que acudir al Congreso de la Unión y solicitar su acuerdo, su anuencia, su aprobación.

Más les valdría atarse una rueda de molino al cuello. Tras el cortejo de notables, marchan rumbo al Distrito Federal romeros del poblado veracruzano donde ejercía su ministerio el cura católico indiciado como pederasta, integrante de una red difusora de pornografía infantil. Abusaban de menores de entre cero y doce años de edad, dijo el ministerio público. Genaro García Luna descendió del cielo, llegó en helicóptero a la clausura de la octogésima séptima asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Ni una palabra sobre llevar a juicio a sacerdotes pederastas. Hubo expresiones de preocupación por la inseguridad, pero siempre firmes en lo dicho por cardenales y obispos sobre su relación con los narcotraficantes, pecadores a los que nada humano les es ajeno y a quienes no les pueden negar el consuelo de la eucaristía y el perdón de los pecados. Amén.

En la era de la comunicación instantánea hay dilaciones inexplicables entre los primeros brotes epidémicos y el reconocimiento de las autoridades de que estamos ante una epidemia y la posibilidad de una pandemia. Nada hay que reprochar a las autoridades sanitarias en estas horas de contención del contagio de la influenza porcina, un virus mutante y resistente a las vacunas conocidas. Quizás el haber notificado a la población, declarado la emergencia, suspendido clases y celebración de actos públicos multitudinarios en cumplimento de su deber, y hacerlo antes de convocar al Consejo de Salubridad General una vez declarada la emergencia, cuando ese órgano es el encargado por la ley para tomar y promulgar medidas sanitarias de esa naturaleza.

Tiempos de virus y militantes mutantes. Estamos en pleno proceso electoral y todavía litigan los fariseos en defensa de la libertad de expresión porque la ley electoral prohíbe comprar tiempo y espacio para hacer propaganda a favor o en contra de candidato alguno, en medios electrónicos que son concesión del Estado: son ustedes concesionarios de un bien público, les recordó Pablo Gómez en las sesiones del Senado. En todo caso, se curan en salud los reformistas y hacen ajustes en la hora once. El IFE se confunde y concede el uso de sus tiempos a las autoridades sanitarias. No son suyos esos tiempos, sino del Estado. A los que usufructúan el bien público, los multa y de inmediato los perdona. No son suyas esas facultades. Hay que leer las palabras de José Woldenberg sobre la confusión intencionada o no. Y conocer el riesgo de las mutaciones: en un acto académico en Yucatán insultaron a Luis Carlos Ugalde, ex presidente del IFE, arrojaron al suelo y pisotearon su libro.

Presuntuoso y vano el autor, pero cuando los libros son pisoteados nos situamos en el umbral de la barbarie que enciende hogueras para quemarlos; la que celebra el analfabetismo y llama feliz a una pobre mujer porque no sabe leer y eso le permite no enterarse de lo que dice la prensa. Vicente Fox ha sido designado comandante de las falanges electorales del PAN. La estulticia, la ignorancia supina, ondeados como blasones de la mercadotecnia electoral. Germán Martínez glorifica al Macabeo abajeño; se suma al coro que asegura que Fox tiene su lugar en la historia, y le asigna uno al frente de la campaña electoral del partido en el poder. Manuel Espino es arrojado del templo. Pero los mutantes que acuden ante los obispos se atan al yunque y se lanzan al vacío: El PRD postula al ex panista y ex funcionario foxista, Nahúm Acosta, candidato a la alcaldía de Agua Prieta, Sonora.

Fuera de contexto, dicen que citaron los medios lo dicho por los voceros del Episcopado Mexicano sobre los sacerdotes indiciados como pederastas y pornógrafos: Entre más humanos nos vean, más nos van a apreciar. En fuga hacia la nada, Jesús Ortega, presidente del CEN del PRD, asegura a los del episcopado que en lo personal no está de acuerdo con el aborto. Y de su candidato a la alcaldía de Agua Prieta, acusado de filtrar información de las giras presidenciales al narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán, diría que fue víctima de una intriga palaciega como se hacía en tiempos de Luis XIV. Después, el diluvio. O la peste. O las siete plagas de Egipto. Nahúm Acosta fue liberado por falta de méritos, pero alguno haría, porque renuncia al PAN y al mismo tiempo jura ser fiel a los principios del partido de Gómez Morín, mismos que dice defender hoy su protector, Manuel Espino.

Con razón reta Germán Martínez a los priístas a que saquen de la tumba al difunto José López Portillo: para debatir el futuro conjugado en pretérito pluscuamperfecto. Los muertos que vos matáis gozan de cabal salud. Las cuentas de las encuestas que esgrimen los voceros oficiosos del partido en el poder son cuentos para asustar tontos. Perdió el PRI 4 puntos. El PAN ganó uno. Y uno el PRD, pero ha ganado 3 puntos, uno por mes. 60 de cada 100 mexicanos aprueban al presidente Calderón. Pero son más los que no están de acuerdo con lo que hace, con sus programas ni como los cumple.

Ah, los augures ven todavía al PRI en primer lugar, al PAN en segundo y al PRD en tercero, sin alcanzar todavía 16 por ciento que ha sido su promedio histórico. Sin embargo, la lectura de los expertos es: ¡Victoria de la estrategia de Germán Martínez! ¡Gana el PRI, pero se aleja de la mayoría absoluta en el Congreso! Decían que recuperarían la gubernatura de Nuevo León. Ya no. Dijeron que iban a ganar Campeche, Colima y Sonora. Ya no.

En Campeche estalló el sucio escándalo de la Lotería Nacional como caja chica: dinero de la asistencia pública, del erario, para pagar la campaña del candidato del PAN, presunto heredero de Juan Camilo Mouriño, reducido a marioneta familiar, a merced del gobierno: gran elector, gran inquisidor.

En juego Querétaro. San Luis Potosí se redujo a perol de mutantes, alquimia para convertir el oro en plomo: volado de fulleros en que el gobernador panista tiene dos candidatos, uno del PAN, otro del PRI: águila, yo gano; sol, tú pierdes.