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Colegas y amigos del cronista gráfico llenaron la Sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes

Celebran el legado de Héctor García en la presentación de Pata de perro

Su trabajo es enseñanza e inspiración, destacó el fotógrafo Marco Antonio Cruz

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Emocionado, el maestro recibió el reconocimiento de sus amigos y colegas. Sobre estas líneas, con su esposa, María GarcíaFoto María Luisa Severiano
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Ante la máscara funeraria de Tutankamón, en El Cairo, Egipto, en 1964. Archivo fotográfico Héctor y María García. Imagen incluida en el libro Pata de perro
 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de abril de 2009, p. a11

Una amistad de tres décadas derivó en el libro Pata de perro. Biografía de Héctor García, de la periodista Norma Inés Rivera, que se presentó ayer en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, la cual se llenó de fotógrafos colegas y amigos del Premio Nacional de Artes 2002, quien se dijo dispuesto a atenderlos con mucho gusto, aunque la emoción no lo dejó hablar más.

Escrito de manera autobiográfica, en primera voz, el grueso volumen contiene alrededor de 350 fotografías, tanto del vasto acervo de don Héctor, de 85 años, como de su vida personal. La autora tuvo como propósito mostrar cómo García, quien nació en el barrio de La Candelaria de los Patos y fue un niño de la calle, escaló todos los peldaños hasta llegar a la cúspide.

Persona cercana a la familia García y partícipe de innumerables conversaciones, en las cuales predominaban las anécdotas, a Rivera le nació la inquietud de aprovechar ese material: “Siempre le decía: ‘Héctor, tienes que escribir esto, porque la gente debe conocer este pasaje’. Él, con su modestia característica, contestaba: ‘no, no, no; soy fotógrafo’. Tanto lo cansé que un día me dijo: ‘bueno, vamos a hacer el libro’”.

Don Héctor está en silla de ruedas a raíz de la caída y fractura de cadera que sufrió en 2005. Si no hubiera sido por eso, no hubiera terminado el libro, porque entrevistarlo fue un tanto agotador, ya que como dice el título, es un pata de perro. Ahora no se puede escapar de su casa, pero antes era un poco difícil tenerlo atrapado, expresó Rivera.

Para el fotógrafo Marco Antonio Cruz, participante en la presentación, el trabajo de García es legado para la memoria gráfica, para la presente y futuras generaciones. Su impresionante acervo es espejo fiel de cada etapa de su vida como fotógrafo de prensa, cuando cubría la noticia del día, documentando la vida cotidiana en las ciudades y el campo, al retratar personajes clave de la cultura mexicana; el listado de su obra es interminable.

El alma de don Héctor siempre ha sido rebelde, continuó Cruz: Es por ello que trabaja de manera independiente, para evitar las líneas editoriales de los medios informativos de la época. Con su actitud no sólo salvó la propiedad de sus negativos, sino que, a su manera, dignificó el ejercicio del fotoperiodismo, al documentar con visión crítica y comprometida movimientos sociales que los gobiernos evitaban difundir.

Consciente de la relevancia de su trabajo por más de medio siglo, “Héctor se ha dedicado a exhibir sus imágenes en México y el extranjero; ha abierto camino a la fotografía de prensa para ser vista de manera intemporal, contexto diferente a la inmediatez de los medios impresos.

Su trabajo es enseñanza e inspiración. La importancia de la fotografía documental en México se debe al trabajo de generaciones de fotógrafos. Su solidez se asemeja a una larga cadena de acero, cada eslabón corresponde al trabajo de vida de un fotógrafo. La obra de García es eslabón para las siguientes generaciones, cuyo trabajo se ha nombrado nuevo fotoperiodismo.

Héctor García Sánchez, hijo del homenajeado y también fotógrafo, manifestó su deseo de que Norma Inés Rivera proporcione una copia de las valiosas grabaciones al acervo de la fundación que lleva el nombre de su padre.

Si el libro adolece de muchos defectos técnicos, la autora lo atribuyó a la falta de responsabilidad de la dirección de publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y a una persona que ya no está. Esperemos que termine el contrato que nos ata y que podamos hacer una redición con todo el cuidado y el mimo que la obra del maestro merece, agregó Rivera.

En la mesa también estuvieron María García, Alfonso Carbot y Humberto Musacchio.