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La familia Linares mantiene la tradición en su taller de la colonia Merced-Balbuena

El Tío Sam pagará las consecuencias de la crisis: arderá hoy como judas

Un espantapájaros que representa el calentamiento global también será inmolado

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Los judas se mantienen como una de las tradiciones de la ciudad de MéxicoFoto Agustín Salgado
 
Periódico La Jornada
Sábado 11 de abril de 2009, p. 23

Es sábado de quema y de juicio público. Ahora no hay político denigrado a judas. La crisis económica es lo que más ha pegado y por ello el Tío Sam sufrirá el escarnio popular.

Son monigotes de cartón que asemejan demonios. Algunos rebasan los tres metros de altura, pero también hay los que se miden en centímetros. Fueron elaborados a espaldas del Mercado de Sonora y ahora están apilados en avenida Fray Servando.

Los precios varían de acuerdo con el tamaño. Entre las decenas de judas hay lugar para uno que otro alebrije y el número de clientes que se acercan no es augurio de una buena venta.

La humillación colectiva de este Sábado de Gloria comenzará a las 19:30 horas. Además del Tío Sam habrá un espantajo que representa el calentamiento global y no se descarta que otros demonios, ajenos a la familia Linares, también sean inmolados.

Por más de 80 años los vecinos de la colonia Merced Balbuena se han reunido en la esquina de San Nicolás y Oriente 30. De frente a la casa-taller de Miguel Linares cada quien quema su propio Lucifer. Es un acto de expiación y condena popular que se realiza en vísperas del Domingo de Resurrección.

“Las figuras representan traidores. Cada uno selecciona a su Judas Iscariote. Nosotros (la familia Linares) optamos en esta ocasión por un Tío Sam. No es la primera vez que lo hacemos, pero el significado de este año es por la crisis económica que se originó en Estados Unidos”, explica don Miguel.

–¿Y no hubo lugar para un judas del secretario de Hacienda?

–No... pues la crisis monetaria comenzó allá. Si la culpa la hubiéramos tenido en México tal vez sí, pero se sabe que es mundial.

Ajenos a las disertaciones en materia de economía, los revendedores de judas se mantienen estoicos en el arroyo vehicular.

Los hay de 70 pesos. Los pequeños fueron elaborados en molde y los que rebasan los dos metros de altura cuentan con esqueleto propio.

“A los grandes, lo que les da figura y fuerza, es un armazón de carrizo. Se unen las varas, se les da forma y se les recubre con papel periódico y engrudo. La última capa es de un material más resistente, normalmente utilizamos sacos de cemento.

“Después los pintamos. Ahora que vamos a representar al Tío Sam le hacemos su sombrero. Si se trata de un diablo, que es la figura tradicional pues le ponemos sus cuernos, lo pintamos de rojo y le agregamos algunas barbas”, abunda el jefe de la familia Linares.

De entre todos los monigotes que se ofrecen en la vía pública, resalta uno por sus dimensiones. El belcebú es igual a todos: dos cuernos retorcidos, un par de colmillos y extremidades inferiores ennegrecidas.

El color del cuerpo es un rojo intenso y no hay al que le falten ojos grises. Todos tienen vivos en blanco.

Hace años nos pedían por docena. Venía gente de diferentes partes de la ciudad, nos compraban los judas y ellos los revendían en sus lugares de origen. Pero ahora si nos llegan a solicitar un pedido de cinco figuras es demasiado.

Hoy, a las 10 de la mañana, se tiene programado un desfile de judas y alebrijes. El carnaval se va a desarrollar en las inmediaciones del Panteón Francés.

Por la noche se van a tronar las figuras: “Es una quema tradicional (la de la Merced Balbuena) en cada ocasión llega más gente, viene una familia, le gusta y trae a otra, se corre la voz.

Cada quien saca sus figuras el mero sábado. Después de las tres esto ya se encuentra atiborrado de judas y por eso es bonito que la gente venga temprano para que pueda ver a los personajes antes de que sean quemados.