El profesor Alberto Patishtán Gómez, preso político y miembro de la Voz del Amate, fue trasladado la noche del miércoles al penal de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a petición de sus compañeros del Comité de ex presos y familiares de presos políticos Voces Inocentes, adherente de la otra campaña. Esto, con la finalidad de estar más cerca de su familia y de sus compañeros de lucha.

Patishtán fue trasladado del Centro Estatal de Reinserción Social de Sentenciados (CERSS) número 14, El Amate, en Cintalapa (donde permaneció recluído más de ocho años), al CERSS número 5 en los Altos. Es el único que sigue tras las rejas de los más de 40 participantes en la huelga de hambre y ayuno en 2008 realizada en tres penales chiapanecos. Los huelguistas eran miembros de la Voz del Amate, la Voz de los Llanos o bases de apoyo del EZLN.

Grupos civiles y organismos de derechos humanos aún demandan la liberación de Patishtán, quien fue acusado de una emboscada contra la policía en 1998 en la cual no participó, pero fue sentenciado a 60 años de prisión por los jueces federales. Si bien el gobierno de Juan Sabines Guerrero se comprometió a agilizar su liberación, ésta no ha ocurrido.

Si bien el traslado puede verse como un gesto de buena voluntad del gobierno estatal, ésta no dio para tanto, así que la primera noche en el CERSS de San Cristóbal, el profesor tzotzil originario de El Bosque la pasó durmiendo en el piso del locutorio, y no le dieron de cenar hasta el desayuno, pasando así una noche con hambre, señaló el comité Voces Inocentes.

Este jueves 2 de abril, añade el comité, “el director del CERSS entabló una plática con nuestro compañero, en la cual el director sostiene que sería ingresado sin comprometerse a darle un dormitorio adecuado, sino que ‘conforme se vayan desocupando los dormitorios’ se le daría una plancha o litera para dormir”.

El Comité de ex presos y familiares de presos políticos anunció que estará muy atento para acompañar a nuestro compañero durante el tiempo que siga privado de su libertad y llamó a las autoridades para que lo dejen en libertad inmediata e incondicional, y mientras permanezca en prisión exigimos que le sea brindada una atención adecuada, como lo establecen los principios básicos para el tratamiento de los reclusos.