Portada
Introducción
Codorniz mascarita, la extinción toca a la puerta
Horacio de la Cueva
El muro fronterizo: una amenaza para especies en peligro
Óscar Moctezuma O.
El borrego cimarrón, monarca del desierto mexicano
Roberto Martínez Gallardo
Los oasis de palma de abanico en las Californias
Ernesto Franco
Un murciélago en el delta del Río Colorado
Lourdes Mexicano
¿Basta la norma oficial para la observación de ballenas?
Refugio Chávez Ramírez
El tiburón ballena: ecoturismo para su conservación
Tania Paola Romero Brito
Tijeretas, las aves pirata de isla Santa Margarita
Mónica González Jaramillo
Aves inmutables en el Pacífico: ángeles de Guadalupe
Mario Guerrero Madriles
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Los oasis de palma de abanico en las Californias
Ernesto Franco
California State University Monterey Bay
Correo electrónico: [email protected]
Bosquecillo de individuos enanos de palma azul (Breahea armata) en El Berrendo, BC. Foto: Ernesto Franco |
En las montañas altas de la cordillera Peninsular de las Californias –desde Los Cabos, BCS, hasta Palm Springs, en el sur de California– hay miles de palmares en los oasis que eran esenciales para los indígenas de la región y son un hábitat importante de la península bajacaliforniana.
Los nativos usaban las palmas para construcción y molían los frutos para obtener comida y bebida. Con el colapso de las poblaciones nativas en el siglo XIX, muchos de los oasis se despoblaron y desde mediados del siglo pasado son destinos “exóticos” para entusiastas de vehículos todo terreno.
Las cuatro especies nativas de palma de abanico, llamadas así por la forma de sus hojas, son las especies subtropicales más cultivadas del mundo, aclimatándose a los sitios templados de Europa, Asia, África y Australia.
Individuos enanos de palma azul (Breahea armata) en El Berrendo, BC. Foto: Ernesto Franco |
Washingtonia robusta, nativa al sur del paralelo 30 y Guaymas, Sonora, mide hasta 22 metros y es la especie emblema de Hollywood.
Al sur de California y norte de Baja California se encuentra Washingtonia filifera , otra palma verde muy cultivada.
Dos elegantes especies del género Brahea, distintivas por su color azul cenizo, son casi desconocidas. Su distribución se divide en el paralelo 28: Brahea brandegeei, en Baja California Sur, y Brahea armata, en Baja California.
Por su color distintivo, los individuos de los dos géneros (Washingtonia y Brahea) son perceptibles en Google Earth, lo que permite un inventario completo de las cuatro especies. Hemos demarcado más de15 mil palmares, con una extensión de 8 mil 500 hectáreas y millón y medio de palmas.
Un oasis de palma azul en El Palmarito, BC.
Foto: Ernesto Franco |
Muchos de los palmares abarcan unas pocas hectáreas, pero en el sur de la península hay cientos de oasis de decenas de hectáreas. Estos oasis son paisajes culturales desde siglos antes del contacto europeo. Es importante recalcar que un oasis es un lugar del desierto donde están los elementos esenciales para la vida: sombra, agua y comida.
Las palmas son indicadoras de humedad; relativamente abundantes en las montañas altas que reciben más agua y de ausencia notable en las zonas bajas. Aun así, hemos registrado cientos de poblaciones de palmas enanas (que miden menos de 5 metros) en las montañas bajas del centro de la península.
Las palmas dependen del agua superficial y sus raíces someras dejan que sean arrancadas por bajadas de agua producto de tormentas y huracanes. Los oasis altos están a salvo, pero en los bajos hay extirpaciones y recolonizaciones. Su persistencia se debe a poblaciones pequeñas en cuencas altas con agua segura y poco afectadas por inundaciones. Desde allí, otros sitios son colonizados a través del transporte de semillas, principalmente por coyotes, aves y otros animales que se las comen.
Un oasis de Washingtonia robusta y Brahea armata en la sierra de La Asamblea, BC.
Foto: Ernesto Franco |
Los oasis son refugios importantes de flora y fauna y enriquecen la biodiversidad del desierto. La mayoría de los oasis están en buenas condiciones debido a que es difícil que el hombre llegue a los sitios remotos donde se encuentran. Todos los oasis del norte y noroeste de México son un recurso turístico muy importante que debe ser protegido adecuadamente para evitar su degradación por sobrepastoreo y explotación excesiva de sus recursos.
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