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Virtual empate entre el izquierdista Mauricio Funes y el derechista Rodrigo Ávila

Hoy, comicios presidenciales en El Salvador marcados por ambiente tenso e irregularidades
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Mauricio Funes, del FMLN, y Rodrigo Ávila, de Arena, llegan empatados a las elecciones de hoyFoto Reuters
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 15 de marzo de 2009, p. 24

San Salvador, 14 de marzo. En un ambiente tenso y marcado por irregularidades en el sistema electoral, los salvadoreños acuden este domingo a las urnas para elegir al presidente que gobernará durante los siguientes cinco años.

Conflictos en la campaña, descalificaciones, choques menores y guerra mediática oficial sin precedentes marcaron los dos últimos meses de actividad proselitista.

Miles de observadores internacionales llegaron a este país desde la semana pasada para verificar los comicios, mientras los partidos prepararon operativos de movilización para sus representantes en la junta receptora de votos.

Los candidatos contendientes son el periodista Mauricio Funes, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y Rodrigo Ávila, de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que gobierna desde 1989. Según los últimos sondeos, ambos candidatos presidenciales llegan a las elecciones en un virtual empate técnico.

Intelectuales salvadoreños y amplios sectores sociales reconocen el trabajo crítico y periodístico de Funes durante los años del conflicto armado de los años 80. Fue invitado por el FMLN, en 2007, para ser aspirante presidencial y desde entonces fungió como un candidato externo que hoy ya muestra la apertura del partido y lo acoge como un miembro destacado, dijo Medardo González.

El perfil del candidato de izquierda, dice Guillermo Campos, director de Posgrados de la Universidad Nacional, es de una persona con dotes de comunicación política y rasgos de estadista, quien muestra también sensibilidad con las causas sociales y siempre se le ve entre la gente, como un comunicador popular en un país considerado el más desigual de América Latina, al registrarse 48 por ciento de pobreza y 20 por ciento de pobreza extrema.

Funes está acompañado en su fórmula por el candidato a la vicepresidencia Salvador Sánchez Cerén, quien fue comandante del FMLN con el nombre de guerra de Leonel González, y que además fue uno de los firmantes de los acuerdos paz en 1992, que puso fin a 12 años de enfrentamiento.

Rodrigo Ávila fue designado candidato presidencial días después de haber comenzado el periodo proselitista y luego que su partido no pudo ponerse de acuerdo para celebrar una elección interna entre tres precandidatos.

Ingeniero y ex director de la Policía Nacional Civil (PNC) por dos periodos, fue formado en el Gainesville College del estado de Georgia y en la Academia de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos, lo que incluye una especialidad en métodos de seguridad nacional.

Oscar Santamaría, miembro del Consejo Nacional de Arena, lo caracteriza como un hombre maduro en uno de los problemas más urgentes por resolver en El Salvador: la inseguridad ciudadana y la violencia de pandillas.

Sin embargo, durante los periodos al frente de la PNC, Ávila fue señalado por la entonces procuradora de Derechos Humanos Beatrice de Carrillo como uno de los funcionarios de mano dura y superdura del gobierno que priorizó la represión sobre la búsqueda de solución a las causas de la delincuencia, como la pobreza y nulas oportunidades para los jóvenes.

Los candidatos representan dos proyectos distintos de gobierno. Ávila propone la continuidad de los gobiernos de Arena, que proclama el neoliberalismo como ideología, mientras Funes plantea mejoras sociales y democratización de la vida nacional.

La guerra civil que estalló en El Salvador en 1980 arrojó un saldo de 75 mil muertes y 6 mil desparecidos. Según cifras de la Asamblea Legislativa, 12 personas mueren a diario por disparos de armas de fuego y según Naciones Unidas las oportunidades de educación siguen siendo escasas.

En un lujoso hotel de la capital que sirve de sede temporal para las oficinas del Tribunal Supremo Electoral (TSE), se respira un ambiente crispado, ya que el órgano garante del proceso retrasó informaciones respecto al movimiento de los funcionarios de casilla, la entrega de acreditaciones de observadores nacionales e internacionales y la realización de pruebas previas sobre la viabilidad del sistema de computo electoral.

El magistrado presidente del TSE, Walter Araujo, dijo contar con todas las condiciones técnicas y políticas para una elección masiva y con la alta responsabilidad cívica de los ciudadanos.

El magistrado Eugenio Chicas, del FMLN, puso en duda la imparcialidad del TSE al señalar que Arena tiene la mayoría de puestos. Señaló que recientes denuncias ciudadanas han dado cuenta de la falsificación de documentos de identidad para votar.