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Tres secuestros, delincuencia organizada y posesión de dos armas

Florence Cassez cometió seis delitos, sentenció el juez Rivera
 
Periódico La Jornada
Martes 10 de marzo de 2009, p. 5

El magistrado federal Fermín Rivera sentenció: Estamos ante la presencia de diversas conductas desplegadas por Florence Cassez Crepin, mediante las cuales cometió seis delitos: tres secuestros, la agravante de actuar en delincuencia organizada, y portación y posesión de dos armas prohibidas. Por los seis ilícitos el juzgador le impuso a la francesa una pena de 60 años de cárcel.

Según consta en el expediente judicial de este caso, copia del cual tiene La Jornada, una de las dos pistolas fue encontrada en la camioneta en la que se transportaban la mujer y su novio, Israel Vallarta, el día en que fueron detenidos, en diciembre de 2005.

Las Chinitas

La otra arma de fuego estaba oculta en el rancho Las Chinitas, donde vivían al menos desde septiembre de ese año –según admitieron ministerialmente Israel y Florence–, y donde tenían escondidas a tres personas plagiadas desde octubre.

En su fallo de la apelación, emitido la semana pasada, cuyos argumentos por primera vez se hacen públicos, el magistrado refiere que entre las pruebas que incriminaron a la francesa destacan las declaraciones de Ezequiel Elizalde Flores, Cristina Ríos Valladares y el hijo de ésta, quien en 2005 tenía 11 años de edad.

Los tres reconocieron a Florence Cassez como integrante de la banda que los secuestró en octubre de ese año.

Ezequiel fue plagiado el 4 de octubre de 2005. Estaba en su negocio, ubicado en Chalco, estado de México, cuando tres personas armadas, entre ellos Israel Vallarta, lo subieron a una camioneta.

El mismo día en que fue rescatado por elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI) del rancho Las Chinitas (9 de diciembre de 2005), Ezequiel dijo que reconocía la voz de Florence como la de la mujer de acento francés que durante su cautiverio le llevó un emparedado y le advirtió: No hagas pendejadas para que no te pase nada (...) Ella me inyectó el dedo meñique de la mano izquierda y me dijo que le iban a mandar un regalito a mi familia, recordó que le dijo la mujer.

Cristina Ríos, su esposo Raúl Ramírez Chávez y el menor de edad fueron secuestrados por Israel el 19 de octubre de 2005. Unos días después el padre fue liberado para que pudiera conseguir el pago del rescate de su esposa y su hijo.

Aunque en su primera declaración ministerial Cristina y el menor, al tener a la vista a Florence, dijeron que no identificaban la voz ni el rostro de la francesa, en posteriores diligencias sostuvieron lo contrario. Durante nuestro cautiverio, mi hijo y yo escuchamos la voz de una persona extranjera con acento muy peculiar, dijo Cristina el 15 de febrero de 2006. Reconozco la voz de la persona que dice llamarse Florence, como la misma voz de la persona que me sacó sangre de mi brazo, refirió el menor el 14 del mismo mes.

El juez Rivera rechaza el argumento defensivo de Cassez, quien asegura que los testimonios de Cristina y su hijo fueron inducidos a partir de que quedó al descubierto que Genaro García Luna, entonces director de la AFI, aceptó una recreación ante la solicitud de diversos reporteros, para simular que la captura de Israel y Florence fue en vivo la mañana del 9 de diciembre de 2005.

“En lo que hace a las declaraciones de Cristina Ríos y del menor, emitidas el 9 de diciembre de 2005, en las que dicen no reconocer a la sentenciada ni identificar su voz (...) resulta normal que las víctimas paulatinamente recuerden los pormenores de las circunstancias, entre ellas a las personas que participaron en los sucesos y demás detalles.

En determinado momento hay datos que permanecen bloqueados en la mente de la víctima de un secuestro por el impacto sicológico originado al ser liberados después de largo tiempo de cautiverio, momento en el que lo más anhelado por las víctimas es la tranquilidad del hogar y la compañía de sus familiares, argumentó el juzgador.

Una prueba toral que valoró el magistrado fue el dicho de un vendedor de verduras identificado como Leonardo Cortés López, que dijo haber visto que Florence Cassez Crepin siguió en varias ocasiones a sus víctimas hasta su domicilio. Sin embargo, esa persona murió el año pasado.