Opinión
Ver día anteriorDomingo 8 de marzo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Agradecible restauración
H

ace unos meses, en el marco de las celebraciones por el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, inauguró en el cruce de avenida Juárez y Paseo de la Reforma la escultura monumental Puerta 1808, del artista zacatecano Manuel Felguérez.

Está dedicada a los miembros del Ayuntamiento de México que en 1808, encabezados por Francisco Primo de Verdad y Ramos, a la sazón Síndico del Común, puso en práctica en suelo novohispano el racionalismo político moderno que hacía de la soberanía popular su divisa ideológica fundamental, según explica Ismael Carvallo Robledo.

El sitio, que antes era una glorieta en cuyo centro se alzaba la escultura conocida popularmente como El Caballito, que ahora preside la plaza Manuel Tolsá, luce también una fuente con un original juego de agua, diseñada por el mismo Felguérez, y a un costado, una monumental escultura del chihuahuense Enrique Carvajal, Sebastián.

En varias ocasiones nos habíamos quejado del estado de deterioro en que se encontraba dicha pieza, que hacía un lamentable contraste con las nuevas obras artísticas de Felguérez. Ahora ha sido restaurada y el lugar, que se puede considerar el acceso al Centro Histórico, tiene ya un aspecto digno y contemporáneo.

Confluencia de importantes vías de comunicación como son el majestuoso Paseo de la Reforma y su prolongación, el antiguo Paseo de Bucareli, la avenida Juárez y la Guerrero, el sitio fue identificado por los capitalinos durante más de un siglo como la glorieta de El Caballito, por haber estado a lo largo de 127 años en su centro la estatua que representa al rey Carlos IV vestido de césar romano y montado a caballo.

Obra del talentoso escultor y arquitecto Manuel Tolsá, la esculpió a fines del Siglo XVIII, colocándose en la Plaza Mayor, hoy conocida como el Zócalo. A la solemne ceremonia asistió el célebre barón Von Humboldt, quien escribió ....Exceptuando la estatua de Marco Aurelio de Roma, sobrepuja en hermosura y pureza de estilo a cuanto de este género queda en Europa. Tras largo peregrinar de un lugar a otro, finalmente, el soberbio bronce se colocó en la glorieta de Reforma, en 1852.

Las litografías y fotos de la entonces bien definida plaza, nos la muestran elegante y armónica, con la imponente estatua ecuestre en el centro, rodeada de hermosos edificios de estilo europeo, todos de la misma altura y materiales, que permitían apreciar la escultura.

Pasaron los años, llegó la modernidad, las construcciones decimonónicas fueron cediendo a la invasión de los altos edificios de metal y vidrio. La glorieta se mutiló para dar paso veloz a las avenidas y la majestuosa estatua de Tolsá se tornó en una pequeña figura, imposible de apreciar al paso acelerado de vehículos y peatones tratando de cruzar sin perder la vida, ahogada por los humos contaminantes.

Con buen tino, en 1979 se acordó trasladarla al que esperamos sea su lugar definitivo: la hermosa plaza, que ahora lleva el nombre del escultor, situada en las calles de Tacuba, rodeada de edificios que permiten su lucimiento.

Esto dejó aún más inhóspita la antigua glorieta, que además tiene en un costado una lumbrera del Sistema de Drenaje Profundo, que emite aromas poco gratos. Se tuvo la buena ocurrencia de encargarle a Sebastián una estatua ecuestre que en realidad es la cabeza estilizada de un equino, para remplazar la de Tolsá y que el sitio continuara con una imagen que lo identificara y que de paso, por su gran altura, cubriera una alta chimenea que arroja a los cielos los efluvios pestilentes de la lumbrera.

No cabe duda que la inmensa cabeza geométrica de caballo, en metal pintado de color amarillo brillante, ahora con sus acompañantes, la escultura y la fuente de Felguérez, se están convirtiendo en un símbolo y un hito de la ciudad de México.