Opinión
Ver día anteriorMartes 3 de marzo de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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María Ruido en el Carrillo Gil
L

a realizadora e investigadora cultural María Ruido ha estudiado políticas de la memoria y es autora del largometraje Plan Rosebud (114 minutos) ya proyectado en el espacio cultural Palacio de la Virreina, en Barcelona.

El título obedece a que Rosebud es la última palabra que pronuncia Charles Foster Kane, el personaje de Citizen Kane, protagonizado por Orson Welles. Este clásico de la cinematografía en blanco y negro fue objeto de una maliciosa historia cuyo autor fue el propio actor protagonista.

En 1938 leyó en su programa de radio una adaptación de La guerra de los mundos, también de H.G. Wells, y lo hizo como si anunciara un avance informativo. Quienes al inicio del programa no escucharon que se trataba de la lectura de un guión radiofónico, punto que no volvió a repetirse a lo largo de la alocución de Mr. Welles, generaron una fortísima reacción de pánico.

Hasta allí el dato curioso. Ahora regreso a María Ruido.  Su postura y sus valiosos quehaceres merecen todo interés y respeto; están centrados en el examen político-económico con tinte feminista de su región de origen: Galicia. Así se explica la conexión entre el museo Carrillo Gil y el Centro Gallego de Arte Contemporáneo que hace posible su presencia allí. Es un intercambio.

Lo que está a discusión es si el conjunto resulta, propiamente hablando, exhibible en sala de museo en vez de en cinemateca o videoteca. Toma unas cuatro horas o más verlo en su totalidad. La mañana de mi visita no había más espectadoras que mi  persona y quien –a invitación mía– me acompañaba, la ex directora del museo Tamayo, muy afecta a visitar exposiciones.

Fue ella quien me preguntó por el significado del término Rosebud, que también se vincula a The Time Machine, otra novela de Wells que trata de los retrocesos y avances de la memoria. Hasta donde recuerdo, alcanza el año 2037 en que la Luna habría de explotar. Del autor británico, aparte de Animal Farm, lo que más conocemos es 1984 novela que muchos leímos paralelamente a Un mundo feliz de Huxley. Se recordará que  son narraciones futuristas y hay vestigios de esos futuros ideados en género de ciencia ficción en presente.

La recuperación en torno a la memoria reciente, no ficticia, que María Ruido analiza y estudia en sus videos: Works and Words, es de carácter documental, aunque hay también video de performances.

Como anoté, no me parece que el museo Carrillo Gil sea sede adecuada para este tipo de acciones culturales, por valiosas que puedan ser. De entrada, el visitante lo que ve son mesas  colocadas de manera escueta, donde se exponen fólders y folletos. Uno puede sentarse a examinarlos, cambiando de silla a voluntad. Sólo eso hay, además de los ámbitos, muy amplios, destinados a la proyección, acompañados de las cédulas que explican sus contenidos y su tiempo de duración.

Uno se coloca los audífonos, cosa que los custodios, aburridos hasta la solemnidad,  gentilmente insisten en procurar, obedeciendo al loable deseo de que el espectador permanezca el mayor tiempo posible.  

Es un error fatal preguntarse si la muestra es de arte. Lo es porque está allí y porque el video, independientemente de sus posibles calidades, es un medio importantísimo y casi imprescindible en todos los museos del mundo. Lo que se cuestiona es la cantidad de espacios vacíos  y de proyecciones huérfanas de ojos que las perciban.

Es consabido que en la planta inferior se muestran obras de la rica colección del museo, incluyendo ahora un apartado en el que hay varias pinturas, todas dignas de atención, cuyo autor es el propio Alvar Carrillo Gil, a más de obras de Siqueiros, Orozco, Wolfgang Paalen, litos de Diego Rivera, etcétera. Pero ese espacio está igualmente desierto.

La situación contrasta con la escasez de espacios museísticos disponibles para exhibición de artistas de México (o de otras partes), ya sea armadas como colectivas o como minirretrospectivas o con obra reciente.

Parece que ya ni siquiera existen propuestas encaminadas a tal propósito. Los ámbitos se convirtieron en una especie de espacio sacro, es decir, vacío. La situación es bifronte. Falleció el pintor Alfredo Falfán. Su colega me preguntó, ¿dónde podría armarse una exhibición de rescate? Mencioné el Carrillo Gil, porque, ¿qué tal si pega?