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Balance de la Jornada

Chivas puso el toque alegre

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José Pekerman y Jesús Ramírez afrontan sus primeras derrotas en el torneoFoto Reuters
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l México bárbaro no desaparece. En pleno siglo XXI los magnates del futbol se sienten dueños de vidas y destinos. Cuando Cruz Azul quiso repatriar a Gerardo Torrado debió tener previamente una charla diplomática con la directiva de Pumas, a la que años antes el Borrego dejó con un palmo de narices. A Chivas le tocó acercarse a la directiva de Cruz Azul en su afán por contratar al rebelde y fugado Aarón Galindo.

Tigres requirió de un acuerdo con el mismo Guadalajara o Jorge Vergara para que Omar Bravo vuelva a pisar una cancha de futbol en México, y si hoy está enredado el regreso del delantero sinaloense, no es porque ese diálogo falló, sino por malentendidos entre el jugador y el Deportivo La Coruña.

Como los reyezuelos del henequén que John Kenneth Turner encontró en 1908, así se manejan los directivos gracias al tan sonado pacto de caballeros. Aparentemente no hay cadenas y los futbolistas son tratados como personas en pleno goce de sus derechos, pero la realidad es otra.

Torrado, Galindo y Bravo hoy disfrutan de jugosos salarios. No obstante, el alevoso pacto los afectó cuando quisieron cambiar de equipo sin salir del país. Sobran ejemplos, como el del uruguayo Vicente Sánchez, declarado intransferible en México, y que pasó al Schalke 04 alemán, o actualmente Paulo da Silva, quien está a punto de quedar libre y sin otra opción que el extranjero.

Es cierto que la credibilidad de Hugo Sánchez ha perdido puntos y no es inocente de su fracaso en el Tri, como quiere hacer creer. Sin embargo, no es común escuchar a un ex seleccionador decir que los federativos son marionetas de las televisoras, o que quienes llevan las riendas del balompié mexicano lo hacen tan mal que el futbol se tambalea.

Otro personaje que dio un coletazo al barco tricolor fue Matías Vuoso, al revelar que Sven-Goran Eriksson apenas tiene comunicación con el plantel, ya que el sueco ha optado por entenderse con los cabecillas Pável Pardo, Rafael Márquez y Oswaldo Sánchez, mientras el resto son tratados como soldados rasos.

Chivas puso el toque alegre a la semana con sus golizas al Everton, en la Copa Libertadores, y al Pachuca, autollamado equipo de México. El regreso de Omar Arellano no sólo dio alivio al técnico Efraín Flores, sino también al seleccionador sueco, quien mientras se apaciguan las aguas frota sus manos rumbo al partido contra Costa Rica, con el que pretende hacer olvidar sus fracasos en condición de visitante.

Toluca se mantiene como único invicto y pisa los talones de los Tuzos, mientras América perdió y vuelve a dar tumbos en el grupo de la muerte, al igual que Cruz Azul, incapaz de hallar el carril de alta velocidad. Ricardo Ferretti logró la victoria que le significó una bocanada de oxígeno, pero su futbol a nadie ilusiona.

En el tema del descenso la olla de presión parece a punto de estallar. Un rayito de esperanza ilumina al Necaxa con la llegada del hondureño Carlos Pavón, quien de inmediato se enfundó la casaca rojiblanca y fue decisivo para el empate; al menos ya no perdió el equipo de Raúl Arias. Puebla sigue aferrándose con uñas y dientes al máximo circuito con gran mérito del técnico Chelís.

Tigres sigue mal y de malas. El equipo más querido de Nuevo León no ve la suya. Se complicó el contrato de Omar Bravo y tampoco se cumplió la máxima futbolera de ‘equipo que estrena técnico, gana’. El argentino José Pekerman no trajo la varita mágica y la única opción será trabajo y más trabajo para salvarse del desastre.