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Inseguridad y violencia se implantaron al amparo de impunidad e incluso complicidad, dice

Ofrece Felipe Calderón poner punto final a la criminalidad

En una Plaza de la Constitución cerrada a los ciudadanos el Presidente encabeza el festejo por el Día de la Bandera

La adversidad económica amenaza la prosperidad de los mexicanos, señala

Foto
Ceremonia cívico-militar para honrar al lábaro patrioFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de febrero de 2009, p. 3

El presidente Felipe Calderón Hinojosa reconoció que la adversidad económica, derivada de una situación financiera internacional sin precedentes, representa una amenaza a la prosperidad y al nivel de vida de los mexicanos, por lo que demandó a la sociedad mantener su capacidad de acuerdo sin arredrarse ante esta coyuntura.

En un Zócalo cercado por elementos militares y policiacos, ofreció además que su gobierno pondrá punto final a la criminalidad y sentenció que la inseguridad y la violencia generada por el crimen se implantó en la vida nacional al amparo de un largo tiempo de impunidad e incluso de complicidad que acecha a través de la violencia o la esclavitud de las adicciones.

Por primera vez en su administración, el michoacano festejó el Día de la Bandera en la Plaza de la Constitución acompañado por los integrantes de su gabinete y del secretario de Seguridad Pública capitalino, Manuel Mondragón, quien acudió en representación del jefe de Gobierno, el perredista Marcelo Ebrard.

A diferencia del año pasado, en que el jefe del Ejecutivo cedió el discurso al entonces secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, esta vez fue orador único. Antes, escoltado por los secretarios de Marina, de la Defensa Nacional, los presidentes del Senado, de la Cámara de Diputados y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el mandatario izó la bandera monumental, pero ésta se enredó en la parte de arriba del asta y no ondeó durante el tiempo en que se le rindieron honores.

Desde la tarde del lunes pasado, el Centro Histórico quedó bajo control del Estado Mayor Presidencial que, junto con policías federales preventivos y policías militares, bloquearon el acceso a la plancha del Zócalo y en las primeras horas del martes impidieron la circulación por las principales avenidas de acceso al primer cuadro. En total, se desplegaron 5 mil 92 efectivos.

Los peatones tuvieron que franquear vallas de seguridad para acercarse a sus lugares de trabajo. Además, en los accesos del Zócalo fueron colocadas tres enormes banderas tricolores sin el escudo nacional, que eran sostenidas por grandes grúas.

El templete principal se colocó frente a Palacio Nacional, alrededor de la Plaza de la Constitución se instalaron gradas que fueron ocupadas por soldados, marinos y alumnos de secundaria, así como elementos del segundo batallón de fusileros paracaidistas.

Mientras su imagen era proyectada en dos macropantallas, el presidente Calderón resaltó que México se ha construido con la sangre y la dedicación de todos sus buenos hijos; hay generaciones a las que les corresponde conquistar la libertad como la de Hidalgo, Morelos, de Allende y de Guerrero, pero a ésta, la del bicentenario, le toca defenderla.

Entre los desafíos más importantes que enfrenta su gobierno, señaló la crisis económica, y por ello llamó a los mexicanos a conservar su capacidad de acuerdo, entendimiento y cooperación.

Después, golpeando el atril, afirmó que esta celebración es ocasión propicia de reflexionar y preguntarnos: Y qué México queremos para las generaciones por venir, bajo qué México quisiéramos que ondeara nuestra amada Bandera Nacional, y sobre todo, qué nos toca hacer y qué estamos dispuestos a hacer para alcanzar ese México anhelado.

Al principio, resaltó que en México hay un marco de unidad y paz que permite discrepar, pero también arribar a acuerdos importantes, garantiza la libre expresión y la libertad de cultos. La ceremonia concluyó con la toma de protesta del segundo batallón de fusileros paracaidistas y la incineración simbólica de su bandera.

Aunque el discurso presidencial hizo alusión en cinco ocasiones a que la Bandera Nacional ondeaba, ésta sólo pudo ser desplegada por los militares una vez que el Presidente y los integrantes de su gabinete se retiraron del lugar y después de realizar diversas maniobras.

Por la tarde, de visita en Celaya, Guanajuato, el Presidente señaló que el gobierno federal no se cruza de brazos ante la crisis, porque eso hubiera significado dejar la economía a la deriva, a la inercia de lo que pueda ocurrir en otras partes del mundo a merced de la recesión o el desempleo.

En vez de ello estamos luchando con todo para hacer frente a esta crisis internacional, que no se puede evitar, pero sí atemperar su efecto.

Acompañado por los secretarios de Comunicaciones, Luis Téllez, y de Economía, Gerardo Ruiz –dos de los integrantes de su gabinete que han generado polémica en los últimos días–, anunció la construcción del libramiento ferroviario de Celaya, con 600 millones de pesos iniciales y como una manera de consentir a este municipio.

Explicó que mientras más obras se detonen, aunque sea con un empujón del gobierno federal, se va a contrarrestar la fuerte caída de la economía mundial y de Estados Unidos.

Para cumplir con estos proyectos de infraestructura, pidió el respaldo del Congreso de la Unión a fin de que apruebe presupuestos multianuales.

En su discurso, Calderón, quien pernoctó en ese municipio, remarcó que es amigo del gobernador, el panista Juan Manuel Oliva, y que este proyecto prosperará, porque tenemos la ventaja de que nos entendemos bastante bien.