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La despedida
 
Periódico La Jornada
Sábado 21 de febrero de 2009, p. 4

Sándor Márai, escritor, poeta, periodista y dramaturgo, dejó una obra vastísima que de manera paulatina comienza a navegar del húngaro al castellano. El más reciente es Diarios 1984-1989 (Salamandra), del cual presentamos algunos fragmentos con autorización de Océano, sello que lo distribuye en México

1984

8 de julio

Don Juan. Según algunos rumores, el Vaticano menciona ocasionalmente su posible beatificación. Es posible que, a su manera, el mujeriego fuera un santo, porque no buscaba tanto a las mujeres como ese algo que hay en ellas.

20 de noviembre

He enviado las galeradas corregidas de Diarios 1976-1983 y ahí, en la oficina de correos, mientras el funcionario ponía los sellos en el paquete, me ha invadido una sensación de despedida de mi profesión. Es poco probable que publique otro volumen semejante mientras viva. A lo largo de 40 años, estos apuntes han sido un sustituto de la prensa, mi relación con la realidad diaria. Al pensar en la escritura, también siento que, de alguna manera, me estoy despidiendo. Quiero acabar la novela policiaca, pero por lo demás no me siento inclinado a añadir otra obra a las muchas ya publicadas. Se ha quedado en el cajón Interrogación, y el prólogo escrito para una obra sobre el centenario de Krúdy. Todo lo demás (los comentarios, los esquemas para la emisora Free Europe) no es necesario que vea la luz. Sin embargo todavía tengo ganas de escribir la nota de agradecimiento, la acción de gracias del hijo del siglo. Siempre que se me ocurre esta idea me pongo triste, porque no alcanzo a imaginarme la forma interior, precisamente lo mismo de lo que se quejaba Balzac. Las antimemorias al estilo de Malraux son torpes. Y escribirlo todo la realidad pura y dura, ya me parece antipático. No obstante, sí existe una forma interior para la nota de agradecimiento (la idea se me ocurrió durante el paseo), y es la epopeya en hexámetros. Creo que sería adecuado. No sé si tendré fuerzas, porque después de los ochenta y cinco puede pasar que la sangre se te haga densa, el cerebro se te agote.

1988

28 de marzo

La muerte no constituye un problema. El hecho de morir, sí.

Un mensajero de Budapest. Me trae la oferta de contrato de tres editoriales y la invitación de otras. Por lo visto han depuesto las armas sin condiciones: quieren publicarlo todo, libros, artículos, todo, las obras completas. Un fenómeno interesante: al parecer ha empezado la descomposición. Pero mientras el ejército invasor ruso siga en Hungría, no permitiré que editen nada. Y cuando se hayan marchado, habrá que celebrar elecciones libres, democráticas, con observadores extranjeros. Antes no dejaré que editen ni uno solo de mis escritos (...)

25 de abril

(...) Literatura: ochenta por ciento de exhibicionismo. El resto es escritura al dictado.

1989

15 de enero

Estoy esperando el llamamiento a filas; no me doy prisa, pero tampoco quiero aplazar nada por culpa de mis dudas. Ha llegado la hora.