Opinión
Ver día anteriorMartes 17 de febrero de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Cantos cívicos
E

sta nota resulta de la recepción del libro Cantos cívicos NILC, ya en circulación, publicado por el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC). La lectura de los textos indica que fueron trabajados a partir de la versión española de la exposición en el Espacio de Castelló y en estrecho contacto con el artista en el curso de la adaptación para el ámbito universitario.

El volumen funciona como catálogo, pero puede vérsele de manera independiente. La portada remite a ilustraciones de los años 40, y los caracteres de Cantos cívicos están en letra gótica. Desde allí se enuncia el contenido: dos criaturas, niño y niña rubios, con sus mochilas a la espalda y vestimenta de uniforme escolar se toman de la mano frente a un asta bandera, por la que trepa una rata. Otros dos roedores, que son sus amigos, los flanquean y las banderas son igualmente dos. En ellas el signo monetario se continúa en la cruz gamada sobre el círculo blanco.

Se dice que las siglas del New International Language Committee (NILC) corresponden al alter ego colectivo del artista, en este caso fusionado con el curador Juan de Nieves, además del equipo convocado.

Los textos de fondo son dos: el primero corresponde al curador y el segundo a José Luis Barrios. A éste sigue la larga entrevista Cecilia Delgado Masse-Miguel Ventura y luego  una colaboración del neurocientífico Hugo Sánchez Castillo, profesor de la Facultad de Psicología  y otra de los académicos Eduardo Tena Betancourt (Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia) y Brandia C. Tena Calderón, con amplias referencias bibliográficas sobre conductas animales. Las ilustraciones completan el volumen en edición bilingüe español-inglés.

Al espigar la lectura, varias cuestiones saltan a la vista. Juan de Nieves hace referencia al pensador británico Jeremy Bentham (1748-1832), fundador del utilitarismo, cuyas pretensiones de reformador social lo llevaron a la invención carcelaria del Panopticum, espacio desde el que todos los presos podían ser vigilados, sin que la presencia del vigilante se percibiera, aunque sí la presión que sobre ellos se ejercía.

La cuestión de la vigilancia queda como un remanente, así sea subrepticio, en todos los trabajos de Ventura, de aquí su crítica a un orden institucionalizado y alienante, y de aquí también la retórica frenética del nacionalsocialismo.

Ventura tiene predilección por personajes excéntricos, como fue el presidente Schreber, émulo del adivino Tiresias, ya que en su delirio propuso haber cambiado de sexo al menos dos veces. Al abrevar en Freud, Roberto Calasso le dedica un bello capítulo en su libro Los cuarenta y nueve escalones.

En otro de sus textos, ese autor hace referencia al fecundo principio esquizoide que lleva tiempo gobernándonos aludiendo asimismo a algo que  Ventura parece recalcar: el entusiasta de lo contemporáneo no ve la antigüedad del presente.

Para José Luis Barrios la aproximación a Cantos cívicos  es como una máquina delirante. Ya que en la taxonomía siquiátrica se registran decenas de tipos de delirios, yo me permito aseverar que este delirio está en la categoría de delirio sistematizado, pues el sujeto delirante ha ordenado lógicamente sus ideas y concepciones asociando  imágenes, de naturaleza diversa, que guardan concatenación.  En este tipo de delirio no hay trastorno de la conciencia, aunque sí puede haber una actividad delirante de tipo ocupacional.

La interpretación de Barrios pone énfasis en lo siguiente: el hipercapitalismo construye a través del arte, el goce como gusto estético global. Entonces, Ventura funge como la puesta en espacio del principio del placer obsceno en el sistema del arte contemporáneo, pero podría afirmarse que esa estructura pudiera no resultar evidente para el visitante. La semejanza del revestimento de los muros interiores con la decoración mozárabe es algo que se percibe de inmediato desplazando contenidos.

Hijo de un médico, cuando era niño Ventura vivió en una base militar estadunidense en  Alemania. Declara que “existe hasta nuestros días una especial fascinación y condena  mundial con el nazismo (…) Evidentemente mi proyecto no es para nada una apología del nacionalsocialismo (…) el nazismo forma parte de una estructura occidental capitalista que se da en diferentes formas hoy día”.

Se ha dicho que es imposible tratar nazismo sin referencia al holocausto. Pero viendo bien,  hay holocausto desplazado en la exposición.