Usted está aquí: miércoles 5 de noviembre de 2008 Mundo Concluye la elección más larga y costosa de EU

■ El costo total, incluidas las primarias, puede superar los 2.5 mil millones de dólares

Concluye la elección más larga y costosa de EU

■ Barack Obama y Hillary Clinton generaron un entusiasmo sin precedente en décadas

David Brooks (Corresponsal)

Ampliar la imagen Simpatizantes de Barack Obama esperan al demócrata en un parque de Chicago Simpatizantes de Barack Obama esperan al demócrata en un parque de Chicago Foto: Reuters

Nueva York, 4 de noviembre. Después de casi dos años, 45 debates entre candidatos y precandidatos, millones de imágenes y mensajes enviados por correo antiguo y electrónico, YouTube, televisión, radio, periódicos, hasta en juegos de video y más, y un costo total para toda la elección (las primarias y la elección general, las legislativas) que podrá superar 2.5 mil millones de dólares, de pronto todo estaba en manos de los votantes, bueno, menos la garantía de que cada voto cuenta, pero eso es, aparentemente, mucho pedir en este país.

La elección se realizó con nueve de cada diez votantes opinando que el país avanza por una vía equivocada, con una máxima preocupación por la profunda recesión económica, una reprobación popular sin precedente a la gestión del jefe de la Casa Blanca, y con dos guerras de trasfondo.

George W. Bush se quedó en casa. “Somos realistas sobre el ambiente político en que nos encontramos”, dijo ayer su vocera Dana Perino, al responder por qué Bush no estaba presente en ninguna campaña al final de la contienda. Antes se había anunciado que sus planes para hoy eran pasar la noche viendo los resultados al lado de la primera dama, Laura. Tal vez, se dijo, llegarían unos cuantos amigos.

Al culminar esta contienda, no pocos han expresado cierto alivio de que no ocurrió algún acto sorprendente en las últimas horas, algo como una nueva ofensiva militar por parte de Bush, un atentado, la filtración de algo escandaloso para un candidato, o por lo menos un video. Muchos se acuerdan que en las últimas dos contiendas, de pronto se reportaba que Osama Bin Laden había emitido un nuevo video con amenazas (y eso también provocaba larga discusión sobre si era real o no, y si era nuevo o no, y de repente reaparecían decenas de personas identificadas en los medios como “experto en terrorismo”). Pero hasta donde se sabe, no hubo video.

Aunque el cómico Jon Stewart, conductor del noticiero satírico The Daily Show, anunció anoche que sí había aparecido un nuevo video de ese personaje siniestro y temido, casi siempre oculto, esa cara tan conocida, esa voz, y que los “expertos” han confirmado que sí es el mismo, y presentó un video del vicepresidente Dick Cheney promoviendo la candidatura de John McCain en un evento esta semana.

Sin embargo, aparentemente ni Cheney ni Bush han logrado espantar a nadie en esta ocasión. De hecho, uno de los principales factores que favorece a Obama y los demócratas a lo largo de los últimos meses es justo el repudio popular, incluido un amplio sector republicano, hacia esa pareja en el poder. Pero a lo largo de esta contienda, y en contraste con la anterior donde el voto opositor fue más en contra de Bush que en favor del candidato demócrata, Obama (como también Hillary Clinton) generaron un entusiasmo que no se había registrado por un candidato demócrata en décadas.

Por ello, el índice de participación a lo largo de esta contienda no se ha visto en por lo menos una generación, con jóvenes que viajan a otros estados para promover el voto, campañas masivas promovidas por organizaciones latinas para empadronar y generar el voto latino, la renovación del movimiento para promover el voto afroestadunidense, y esfuerzos sin precedente de sindicatos, iglesias y más. Y hoy culmina en lo que algunos creen será una participación récord en las urnas.

Concluye así una contienda en la que un afroestadunidense con sólo seis años de experiencia política (dos años en el Senado federal, y cuatro en el estatal de Illinois) logró imponerse a lo que era la primera y más poderosa pareja política del Partido Demócrata, Hillary y Bill Clinton, para enfrentarse con un veterano político y coronado “héroe de guerra”.

Ambos estaban descontados por los analistas y expertos al inicio, y se pronosticaba su derrota en las primarias. Cuando los dos empezaban, el país parecía estar seguro en su auge financiero con la Bolsa de Valores que parecía oscilar en una burbuja perpetua, en un momento en el que se suponía que la guerra en Afganistán casi había cumplido su misión, cuando la guerra en Irak era el tema de mayor preocupación y centro del debate político y con un presidente cuya prepotencia parecía no tener límites.

Concluye la contienda con la peor crisis económica en décadas, con la situación en Afganistán deteriorándose día tras día, con Irak estancado mientras 150 mil tropas y un número igual de contratistas privados “aseguran” el país, y con un comandante en jefe que no podía presentarse en esta elección.

Ahora empieza lo más difícil: cumplir con el cambio prometido por todos a lo largo de esta contienda.

 
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