Usted está aquí: viernes 3 de octubre de 2008 Política El 68, historia de una derrota transmutada en victoria ética, plantea libro de Pablo Gómez

■ Fue presentado por Carlos Payán Velver, Carlos Monsiváis y Raúl Álvarez Garín

El 68, historia de una derrota transmutada en victoria ética, plantea libro de Pablo Gómez

Rosa Elvira Vargas

Ampliar la imagen Fausto Trejo, Carlos Payán, Carlos Monsiváis, Pablo Gómez y Carmen Aristegui, en el Centro Cultural Tlatelolco Fausto Trejo, Carlos Payán, Carlos Monsiváis, Pablo Gómez y Carmen Aristegui, en el Centro Cultural Tlatelolco Foto: José Carlo González

Como era su intención, Pablo Gómez logró provocar a la concurrencia que acudió el miércoles al Centro Cultural Tlatelolco a la presentación de su libro 1968, la historia también está hecha de derrotas.

Sin embargo, y por tratarse de una crónica elaborada a partir de los archivos de Gobernación, para Carlos Payán Velver y Carlos Monsiváis, dos de los comentaristas de la obra, gran parte de su mérito está en el hecho de que en ese material no existen órdenes o confesiones (del gobierno), sino el testimonio de quienes fueron las víctimas del movimiento estudiantil.

Esto, porque como apunta el autor en el prólogo, “somos no-sotros quienes estamos en ese archivo: la gente del pueblo que nos apoyaba, los volantes que repartíamos, los letreros que pintábamos, los discursos que pronunciábamos, las defensas que emprendíamos y las represalias que tomábamos… No existen, sin embargo, los reportes del 2 de octubre, cuidadosamente eliminados del archivo”.

Para Monsiváis, sería necesario añadir a lo anterior que ese “nosotros” de los expedientes de Bucareli fue “difamado, calumniado y absolutamente tergiversado”. Informativamente, el libro de Gómez, añadió el escritor de Días de guardar, es de una riqueza notable. Recupera o precisa, o trae a luz por vez primera, episodios muy significativos.

Pero el punto del debate por el término de “derrotas” en el título no satisfizo al numeroso público que se presentó a la cita. Y a la pregunta de Carmen Aristegui, de si debía considerarse al movimiento estudiantil del 68 como una derrota, decenas de brazos con la “v” de la victoria se alzaron espontáneos para negarlo.

Gómez Álvarez –a quien acompañaron también algunos senadores, ex dirigentes del 68 y líderes del PRD– indicó que él no habla en el libro de “derrota para siempre”, ni utiliza el término como sinónimo de fracaso, pero Monsiváis pidió definir tanto el fracaso como la victoria.

El 68, resaltó, “es la gran memoria histórica de México en la segunda mitad del siglo XX”. Ha probado que no fue un antecedente, “es un presente perpetuo mientras no exista la posibilidad de darle fin a la impunidad tan bendecida por el Poder Judicial entonces y por el Poder Legislativo”. Estableció que negar frente a la derrota aplastante la victoria ética y moral en el 68, “es borrar la dimensión de las hazañas que Gómez narra”.

Para Carlos Payán, se trata de una saga maravillosa. Con este libro se aprende, “aunque ya se supiera, que aquellos jóvenes eran los mejores del mundo”, apuntó el ex director de La Jornada.

Raúl Álvarez Garín, ex líder estudiantil en 1968, indicó a su vez que estos materiales ayudan a examinar las cosas con toda propiedad. Hacerlo, pidió entonces, con la divisa de la honestidad intelectual. “De repente Sócrates Amado (Campos Lemus) es el responsable de todas las tragedias y desgracias, y se dicen una gran cantidad de cosas acerca de él. Yo en mi experiencia no las comparto, sino que además me parecen absolutamente inventadas”, señaló como ejemplo de cómo debe abordarse el análisis de aquel año.

 
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