Usted está aquí: domingo 21 de septiembre de 2008 Cultura En Thomas, novel cineasta logra acercarse a la soledad de la vejez

■ La cinta del joven finlandés Miika Soini se proyectó en el festival de San Sebastián

En Thomas, novel cineasta logra acercarse a la soledad de la vejez

■ “Cada dos días se suicida un anciano en mi país”; de ahí el filme, dijo

Fear me not, de Kristian Levring, y Frozen River, premio especial del jurado en Sundance 2008, van por la Concha de Oro

Carlos Paul (Enviado)

Ampliar la imagen En la imagen, un trabajador prepara las cintas de próxima proyección en el encuentro, en el cual se vio, entre otros, el documental El olvido, calificado como "retrato lúcido y emocionante" de la sociedad peruana. Fuera de competencia, los actores Ben Stiller y Robert Downey Jr. presentaron la cinta Tropic Thunder En la imagen, un trabajador prepara las cintas de próxima proyección en el encuentro, en el cual se vio, entre otros, el documental El olvido, calificado como “retrato lúcido y emocionante” de la sociedad peruana. Fuera de competencia, los actores Ben Stiller y Robert Downey Jr. presentaron la cinta Tropic Thunder Foto: Ap

San Sebastián, 20 de septiembre. Miika Soini, joven cineasta finlandés de 36 años, presentó en el contexto del Festival de Cine de San Sebastián, en la sección Zabaltegi nuevos directores, su primer largometraje titulado Thomas, cuyo protagonista vive solo y aislado en un sótano, con una radio y una foto de su esposa como única compañía, y juega largas partidas de ajedrez, sin oponente.

La compasión y la expiación son temas de esta cinta, en la que se aprecia a un hombre ya mayor, que no suele aventurarse a salir de su refugio, que de cuando en cuando lo hace para tomar de manera solitaria una copa de vino en alguna cafetería, donde la gente le recuerda, de una u otra manera, su vejez, así como lo solo que se encuentra; más aún hacen que recuerde épocas de su vida que preferiría olvidar.

“Soy mayor y la vida es larga”, es quizá la frase que, como tierna sentencia, define a Thomas, quien es interpretado por el veterano actor Lasse Pöysti.

“El primer motivo que me llevo a filmarla fue el personaje”, comentó el cineasta. “Si tengo que escoger entre un joven de 20 años y un señor de 83, elegiría el segundo. Me interesan las historias de personas mayores, porque tienen más experiencias que contar”.

Otra de las razones que llevaron al cineasta a realizar Thomas, dijo, fue el problema de soledad que padece la gente mayor en Finlandia. “Cada dos días un anciano se suicida en mí país; es un verdadero problema. De hecho, mi siguiente película será protagonizada por una mujer de 72 años que vive entre Helsinki y París.”

Para el joven realizador, Thomas “trata de una historia de amor, de cómo alguien tiene que sacrificar al ser que más ha querido para liberarlo de su sufrimiento”. Nadie quiere al anciano, ni siquiera su hija ni sus compañeros, por eso evita todo contacto con ellos.

Sin buenos recuerdos para olvidar

Por otra parte, como “retrato lúcido y emocionante de la sociedad peruana” fue catalogado el documental El olvido, realizado por la directora peruana Heddy Honigmann (Lima, 1951), quien radica en Holanda desde 1978, y con cuyo reciente filme se inauguró la sección Horizontes Latinos.

La premiada y larga trayectoria de la cineasta integra entre otros largometrajes Au revoir (1995), Mind Shadows (1987), Metal and Melancholy (1993),  Crazy (1999) y Food for Love (2004). Su cinta Forever formó parte de la sección oficial del Festival de San Sebastián en 2006.

En el documental El olvido, Honigmann hace un recorrido por las calles del Perú para hablar, entre otros temas, de los niños de la calle, quienes, como otros en todo el mundo, tratan de sobrevivir; chicos de quienes se podría decir que “no tienen ningún buen recuerdo que olvidar”.

De ahí el título de la cinta, pues el documental trata sobre una ciudad olvidada (Lima) y sus calles, donde aparecen diversos personajes, como el bolero, el vendedor ambulante, malabaristas o manifestantes. Se ocupa de esa gente olvidada y de una historia olvidada, la de Perú.

El filme no sólo es olvido, sino también memoria, pues la realizadora combina episodios de la vida cotidiana callejera con imágenes de la toma de posesión de los sucesivos presidentes de Perú.

Material de archivo, que de acuerdo con la cineasta, “podría perfectamente repetirse con los presidentes de cualquier país latinoamericano, pues ellos juran su compromiso con los ciudadanos, pero después se olvidan; no hay ningún presidente que haya cumplido. Se han olvidado completamente del pueblo”.

Con El olvido, la autora construye un abigarrado mosaico en el que se expone “la política, la sociedad y la economía peruana con cierta ternura, pero sobre todo, con ironía, característica ‘estructural’ de los peruanos, que es el mejor recurso para sobrevivir”.

Dos tipos de fronteras

Dentro de la sección oficial se proyectó la cinta danesa Fear me not, del director Kristian Levring, que postula a la Concha de Oro.

En Fear me not se refleja la sociedad contemporánea mediante la historia de un marido y padre de familia, quien siempre creyó que “la vida era un feliz aburrimiento”, y que “mientras más mayores nos hacemos, más difícil es ser uno mismo”, premisas que sostiene con firmeza hasta que se ofrece como paciente experimental para probar un nuevo medicamento antidepresivo. Las pastillas le dan una sensación de alivio, tranquilidad y libertad. El experimento se suspende, pero él no deja de tomarlas. En un juego sicológico de autosugestión, de manera paulatina, Michael pretende controlar a quienes lo rodean, al grado de aterrorizar a su familia, luego de enterarse que las pastillas que tomaba no contenían ninguna sustancia química.

La estadunidense Courtney Hunt, ganadora del premio especial del jurado en el Festival de Sundance 2008, debutó como directora de largometrajes con Frozen River, cinta que también se proyectó en la sección oficial, donde toma como pretexto la migración ilegal en la frontera de Canadá-Estados Unidos, y relata cómo los destinos de dos mujeres de distintas culturas –una estadunidense, abandonada por el esposo y con dos hijos, y otra, joven india mohawk, con un hijo de un año– se unen para sobrevivir mediante el negocio de los indocumentados. Con un final en extremo complaciente, la cinta fue aplaudida por el público.

 
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