Usted está aquí: domingo 20 de julio de 2008 Mundo Ratifican más de 700 intelectuales argentinos su apoyo al gobierno de Cristina Fernández

■ Critica la derecha a la presidenta “por lo más positivo” de su administración, afirman

Ratifican más de 700 intelectuales argentinos su apoyo al gobierno de Cristina Fernández

■ La asamblea, respuesta al “golpe institucional” propinado al Ejecutivo en el Senado el 17 de julio

Stella Calloni (Corresponsal)

Buenos Aires, 19 de julio. Más de 700 intelectuales desbordaron hoy una sala de la Biblioteca Nacional, en asamblea convocada por el original espacio Carta Abierta para ratificar el apoyo al gobierno de la presidenta Cristina Fernández, a la institucionalidad democrática y mantener el compromiso de continuar ampliando esta iniciativa donde hay instancias críticas.

La asamblea, donde hubo una significativa pluralidad de opiniones, fue una respuesta a lo que muchos calificaron de “golpe institucional” en el Senado, cuando la madrugada del pasado 17 de julio se rechazó –por decisión del vicepresidente de la república, Julio Cobos, a quien le tocó dirimir con su voto un empate en esa Cámara– la ley de retenciones móviles a las exportaciones de granos.

Este espacio, que nació después de una primera carta abierta de un grupo de más de 2 mil periodistas y escritores en mayo pasado, está pensado para “la participación, discusión e intervención en las políticas públicas, en defensa de un gobierno democrático popular amenazado, preservando siempre la libertad de crítica”.

Conformado por figuras de la cultura, la educación, el periodismo, las ciencias, el cine, las artes, la poesía y la literatura, entre otras disciplinas, Carta Abierta se constituyó en asamblea que el sábado pasado contó con la presencia del ex presidente Néstor Kirchner, titular del Partido Justicialista, que respondió preguntas, informó y recibió observaciones críticas.

Hoy hubo opiniones negativas para algunos legisladores, como Claudio Lozano, de Proyecto Sur, quien se alineó en el voto con la vieja y nueva derecha del país, y se señaló a otros socialistas y “progresistas que hicieron lo mismo”.

Dentro del apoyo al Ejecutivo, también se criticó lo que se consideró “errores” del gobierno, pero como alguien dijo, “estas críticas son dirigidas a una administración democrática elegida por la voluntad popular, y jamás nos prestaremos al coro de una derecha con un pasado de terror y un presente de conspiraciones mezquinas, de intereses locales y externos”.

También se recordó que a la presidenta argentina se le combate desde la derecha “por lo más positivo de su gobierno”.

No hubo lugar para hablar de “derrotas”, sino de una batalla perdida, donde con datos precisos se explicó el papel jugado por las grandes corporaciones y los medios de comunicación masivos, y surgieron novedosas ideas para la decisión “de no permitir la destrucción de un proyecto político”, que debe mantener sus mejores avances y producir cambios en favor de éstos”. Hubo claras decisiones de impedir cualquier intento de destitución del gobierno constitucional de Fernández.

Desde la primera carta abierta se denunció el clima “destituyente” que instaló el conflicto de los ruralistas en sus alianzas con la derecha, incluyendo a los ex militares de la pasada dictadura.

Asimismo, se expusieron los oportunismos no sólo de sectores de derecha sino de grupos de izquierda que se aliaron a aquellos, como el Movimiento Socialista de Trabajadores, el pro chino Partido Comunista Revolucionario y su movimiento Corriente Clasista y Combativa, y los seguidores del ex piquetero Raúl Castells.

Ahora la lucha se enfoca hacia el tema de la ley de radiofusión, cuando aún está vigente la que dictó la dictadura militar, y hacia un mayor compromiso en el tema de derechos humanos.

Ya hay tres cartas abiertas donde se habló de sociedades cuya complejidad política y cultural exige (...) una decisiva intervención intelectual, comunicacional, informativa y estética en el plano de los imaginarios sociales”, y se sostiene que “esta problemática es decisiva no sólo en nuestro país” sino en el caso de todos los gobiernos de la región que son saboteados “y deslegitimados por su no alineamiento económico con las recetas hegemónicas y por sus ‘desobediencias’ con respecto a lo que propone Estados Unidos”.

El caso AMIA

Por fuera del encuentro de Carta Abierta, sectores políticos y sociales denunciaron que en el acto de recuerdo y homenaje a las víctimas del cruento atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), el pasado 18 de julio, hubo “indebidas presiones sobre el gobierno argentino para romper relaciones con Irán”.

Se señalaron otras alusiones a mandatarios de la región y a posicionamientos políticos “que son parte de la vida independiente de nuestros países, cuando es la justicia la que debe juzgar con toda responsabilidad y nadie debe marcar posiciones en favor de otros intereses hegemónicos”.

En el homenaje a las víctimas estuvo el vicecanciller de Israel, Majalli Whaabe, quien hizo referencia a Irán y el grupo libanés Hezbollah como comprometidos en la investigación en Argentina.

Fueron duros los discursos del nuevo presidente de la AMIA, el ortodoxo Guillermo Borger, al reclamar la ruptura de relaciones con Irán y mencionar a la Triple Frontera, lo que ha sido denunciado varias veces aquí como un intento estadunidense-israelí para ocupar ese estratégico lugar.

Luis Czyewsky, familiar de una de las víctimas, se refirió incluso al presidente venezolano, Hugo Chávez, y hasta se extendió al tema de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) al criticar a los gobiernos que las califican de “fuerzas beligerantes”, y también a políticos locales.

“No se pueden tolerar estas intromisiones y advertencias a gobiernos independientes”, dijeron los firmantes de otra convocatoria que aparece este día.

 
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