Usted está aquí: viernes 18 de julio de 2008 Sociedad y Justicia Isla paradisiaca podría ser el primer país sin humo

Isla paradisiaca podría ser el primer país sin humo

En Niue, en el Pacífico sur, promueven una iniciativa para prohibir fumar tabaco

Kathy Marks (The Independent)

Es el Estado independiente más pequeño del mundo, con apenas mil 400 habitantes y pocos recursos aparte de peces y cocos. Con todo, la isla de Niue, en el Pacífico sur, cree que puede poner un ejemplo al convertirse en el primer país totalmente libre de humo en el planeta.

Hay unos 250 fumadores en Niue, macizo de coral cuyo PIB anual per cápita es de alrededor de 6 mil dólares. Funcionarios locales señalan que el costo de tratar enfermedades relacionadas con el tabaquismo coloca una pesada carga sobre el presupuesto de salud.

Sitaleki Finau, director de Salud de Niue, respalda una iniciativa de ley que prohíbe fumar y vender tabaco en áreas tanto públicas como privadas. El proyecto se ha presentado al parlamento, pero el gobierno aún no lo avala. El doctor Finau dijo que espera fuerte oposición de la industria del tabaco y otros intereses comerciales, pero instó a los parlamentarios a ser valientes y votar en favor.

“Los países pequeños pueden darse el lujo de tener grandes miras –declaró–. Si un país pequeño puede hacerlo, los grandes empezarán a pensar. Imaginen lo que eso significa.”

El gobierno perdería ingresos por el impuesto al tabaco, pero quedarían más que compensados por el ahorro en el gasto de salud, añadió.

Como muchos países, Niue –cuyo nombre significa “he aquí el coco”– ha prohibido fumar en oficinas de gobierno y edificios públicos. Sin embargo, declarar ilegal el tabaco sería una medida radical, sobre todo en una isla tan relajada que, según un dicho local, los perros persiguen caminando a los gatos.

Una de sus aldeas, Tuapa, ya se declaró libre de humo. Allí no se vende tabaco y los pobladores se abstienen de fumar en público y durante ceremonias.

El doctor Finau indicó que el gobierno tendría que considerar si una prohibición violaría los derechos de los fumadores. “Ha habido reacciones divididas –aseveró–. Es uno de esos temas políticos difíciles, porque existen intereses comerciales en contra, y el gobierno tiene que evaluarlo en relación con el impuesto. Un país libre de tabaco es una postura directa y simple, pero implica algunos aspectos complejos.”

No se ha fijado fecha para una votación, y el plazo podría extenderse hasta dos años. Niue, ubicado 2 mil 200 kilómetros al noreste de Auckland y a 500 de Tonga, su vecino más cercano, es un antiguo protectorado británico que el Reino Unido cedió a Nueva Zelanda en recompensa por su contribución a la guerra de los bóers, pero ha sido independiente desde 1974, en “libre asociación” con Wellington.

Los habitantes de la isla, que mide aproximadamente 160 por 160 kilómetros, la consideran un paraíso del Pacífico sur. Las playas son edénicas, no existe el crimen, y entre los abundantes mariscos figuran cangrejos tan grandes que las personas los llevan con cadenas. Los nativos se arrullan con guitarras mientras observan la puesta de sol.

El problema de Niue es que, pese a todo eso, la gente abandona la isla. La población está en pronunciado descenso, y algunos creen que ha caído por debajo de un nivel sustentable.

Cuando se le concedió la independencia, sus habitantes recibieron la ciudadanía neozelandesa y la oportunidad de emigrar, oferta que hoy amenaza la supervivencia del país. Hay 20 mil oriundos de Niue en Nueva Zelanda, y los que quedan atrás se preguntan si la isla debería volver a unirse a su antiguo dominador colonial.

Sucesivos gobiernos han fracasado en atraer a los expatriados de vuelta a casa. El aislamiento de la isla y la falta de recursos generan una economía frágil, que depende de la ayuda neozelandesa y de las remesas de los emigrantes. Su principal exportación es una raíz vegetal llamada taro. La capital, Alofi, tiene dos tiendas.

Si Niue se declara libre de humo, podría perder otros 250 residentes. En Nueva Zelanda las leyes antitabaco no son tan draconianas.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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