Usted está aquí: jueves 3 de julio de 2008 Cultura Insiste soprano en que la solidaridad cultural debe ser el motor de la paz

■ Montserrat Caballé recibió doctorado honoris causa en España

Insiste soprano en que la solidaridad cultural debe ser el motor de la paz

Notimex

Ampliar la imagen Montserrat Caballé Montserrat Caballé

Madrid, 2 de julio. La unión de las diversas razas, culturas y religiones es la mejor garantía para la paz, afirmó la reconocida soprano española Montserrat Caballé, quien se manifestó por sumar esfuerzos en todos los ámbitos para hacerla realidad.

Al ser investida en Santander como doctora honoris causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en una ceremonia presidida por la reina Sofía, la cantante catalana sostuvo que la hermandad de los humanos es “la mejor garantía para la paz’’.

Ésta, expresó, inicia por uno mismo, no se pide, se conquista, y los seres humanos deberían entender que el futuro sólo será posible siendo compartidos, por lo que refrendó su deseo de la solidaridad cultural para que la convivencia sea una feliz realidad en el mañana.

Ante funcionarios locales y del gobierno español, apadrinada por Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y presidente de la Fundación Cultura de Paz, Caballé resaltó el valor de compartir como el motor que debe mover las acciones del ser humano, individuales y colectivas.

“En los albores del nuevo milenio ésta debe ser nuestra misión; ponerla en práctica, completarla, vivirla y avivarla cada amanecer”, ése es el poder que tienen las nuevas generaciones en este ideal.

Durante su discurso, la intérprete, quien ha compartido escenario con los mejores cantantes del mundo, como Plácido Domingo, Alfredo Kraus y José Carreras, ponderó a la música como un elemento que favorece el entendimiento entre todos.

De origen humilde, Montserrat Caballé (1933) necesitó grandes esfuerzos para concluir su carrera de canto en el Conservatorio Superior del Liceo y completar luego sus estudios con Eugenia Kemeny y Conchita Badía.

El lanzamiento internacional de la cantante ocurrió el 20 de abril de 1965, en el Carneggie Hall, cuando sustituyó de manera imprevista a Marilyn Horne en Lucrecia Borgia, de Donizetti.

 
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