Usted está aquí: lunes 5 de mayo de 2008 Cultura Cuatro pintores traen a México lo nuevo del arte colombiano

■ Presentan la colectiva +memorias en el Centro de Cultura Casa Lamm

Cuatro pintores traen a México lo nuevo del arte colombiano

■ Lina Leal, única mujer participante en la exposición, no vino

■ Antes compartíamos enseñanzas alrededor de un fogón y ahora ante la televisión e Internet, indica Kindi Llajtu

Merry MacMasters

Ampliar la imagen Kindi Llajtu, Rafael Gómezbarros y Juan Jaramillo posan junto a algunas de sus obras Kindi Llajtu, Rafael Gómezbarros y Juan Jaramillo posan junto a algunas de sus obras Foto: Marco Peláez

La reflexión individual o colectiva da forma a +memorias, exposición de cuatro jóvenes –y no tanto– pintores colombianos, organizada en el Centro de Cultura Casa Lamm.

Rafael Gómezbarros (Santa Marta, 1972), Juan Jaramillo (Medellín, 1953), Lina Leal (Bogotá) y Kindi Llajtu (Manoy, Santiago Putumayo, 1974) exhiben obra en el recinto de Alvaro Obregón 99, colonia Roma.

Germaine Gómez-Haro, curadora de la muestra, escribe que el año pasado, “a raíz de un mágico viaje a Bogotá, el buen destino nos llevó a un espacio llamado galería La Cometa, en el que descubrimos lo mejor del arte colombiano representado por las nuevas expresiones de un selecto grupo de creadores”.

La única mujer, Lina Leal, no viajó a México, sin embargo Rodrigo Castaño, coordinador de +memorias, habla de su lenguaje “onírico”, con el cual maneja temas como la soledad en las ciudades de hoy, así como “lo nuevo” en su obra: “unos sifones por los que desaparecen el tiempo, las palabras y los amigos”, a manera de un cuento de lo transitorio.

De Leal también es la pieza Tapete de personas remendadas, hecha con poliuretano, malla y caucho, alusiva a “las bombas quiebrapatas, una manera con que las FARC hacen su guerra”, explica Castaño.

El despertar interior

Respecto del título de la muestra, Kindi Llajtu expresa: “Cuando a uno le preguntan de qué color es la memoria, de pronto uno se queda pensativo o en gris. Pero en mi comunidad indígena –entre los Andes y la parte amazónica de Colombia– existe la costumbre de preguntar al saludarnos: ¿qué fue lo que te dijo el sueño? Al recordar y compartir lo que soñaste, empiezas a darle color a la memoria y aparecen experiencias, espacios, tiempos futuros y pasados.

“Mi forma de concebir la pintura está cercana a esas experiencias en las cuales pinto y dibujo, luego quito lo que hice mediante capas. Entonces me remito a lo hecho con anterioridad y juego con ese inconsciente de no saber cómo va a terminar la obra.” Es decir, parece de altorrelieve la textura lograda por Llajtu, que le deja huellas “bastante sutiles”, las cuales son “envueltas” por medio de dibujos simbólicos como una canoa o una planta de maíz. Quiere dirigir su trabajo hacia “una identidad que habla de nuestra cosmogonía y espiritualidad”.

Egresado de la Universidad Nacional de Colombia, Llajtu reconoce que la idea de identidad ha cambiado mucho: “Antes nos reuníamos alrededor de una turpa (fogón) para compartir con los abuelos enseñanzas de transmisión oral, ahora lo hacemos alrededor de una televisión o el Internet. Las nuevas formas de percibir la vida han debilitado la manera de entender el mundo como indígenas pegados a nuestra relación a esa naturaleza no física, sino espiritual”.

Para Juan Jaramillo, autodidacta y de tendencia abstracta, la pintura “no desaparecerá”, ya que es un “medio de expresión que puede viajar a cualquier parte en la imaginación”. Permite representar “mundos espirituales”, cosa que no es posible con otro tipo de materiales.

“Pinto sin intención realmente, pero en el camino se encuentran tesoros que me llevan a descubrir verdades personales que me interesa que también otras personas recorran. Es la parte, digamos, del despertar interior del ser humano.”

La obra de Rafael Gómezbarros es una metáfora del ser humano que invade el mundo.

Sus “hormigas” pictóricas y escultóricas se remiten a su instalación de un millar de estas criaturas, de 70 centímetros de largo cada una, que será inaugurada el 18 de junio en el Museo de Arte Contemporáneo en La Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, y tiene que ver con el desplazamiento en Colombia.

 
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