Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 4 de mayo de 2008 Num: 687

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Hablar de Kapuscinski
MACIEK WISNIEWSKI Entrevista con ARTUR DOMOSLAWSKI

Dar a la voz a los pobres
MACIEK WISNIEWSKI

José Martí: universalidad
y nacionalidad

HÉCTOR CEBALLOS GARIBAY

Dylan Thomas:
padres e hijos

Leer

Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA


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Manuel Stephens

La La La Human Steps

A un año del estreno de Amjad, de Édouard Lock, la compañía La La La Human Steps se presentó en el Palacio de Bellas Artes dentro del marco del XXIV Festival de México en el Centro Histórico. Este es un suceso que difícilmente tendrá parangón en la escena dancística mexicana por largo tiempo. Pasaron dieciséis años para que tuviéramos de nuevo el gozo de entrar en vivo contacto con la obra del enfant terrible de la danza canadiense, quien en la actualidad es uno de los coreógrafos más importantes del mundo.

Amjad es el resultado de un largo periplo que se inicia con Bread Dances (1988), obra comisionada a Lock y en la que por vez primera aborda el movimiento con zapatillas de punta, recurso que incorporará a piezas compuestas para su compañía hasta Exaucé/Salt (1998). Al igual que Amelia (2002) –espectáculo coreográfico y posteriormente premiado largometraje dirigido también por el coreógrafo–, Amjad lleva como título un nombre propio, en este caso de origen árabe, que se usa indistintamente para hombres y mujeres. El título establece una relación frágil, pero no por eso menos significante, con el Oriente y con la fascinación que éste tuvo en la imaginación durante el Romanticismo, al tiempo que problematiza posibles lecturas literales de esta obra en la cual se retoman, fragmentan y reinterpretan dos ballets monumentales y clave del arte occidental: El lago de los cisnes y La bella durmiente.


Escena de Amjad
Esta relación entre la palabra sin género, Amjad, y las fuentes de inspiración –que seguramente han contribuido a reforzar los roles hegemónicos heterosexuales–, subraya el gusto de Lock por la androginia e indica ya la impertinencia de una mirada que busque relaciones literales, por ejemplo, entre lo que sucede en escena cuando se reconocen partes de las partituras de P. I. Tchaikovsky, que han sido brillantemente revisitadas por los compositores Gavin Bryars, David Lang y Blake Hargreaves, e interpretadas en vivo por un espléndido cuarteto de cámara. Si bien la relación intertextual está abiertamente establecida por Lock y se retoman incluso movimientos como el braceo y las posturas de los cisnes, su función como elemento confi gurador de personajes es desconstruido, aunque la marca de sentido permanezca, y se liga a la desestabilización de la percepción de los cuerpos de los bailarines en el espectador, principio fundamental de la obra de Lock. El uso de las puntas, de la velocidad extrema en la ejecución y la repetición de motivos, producen que los bailarines rebasen las narrativas socioculturales asociadas a los cuerpos y devengan en línea, forma y volumen. La abstracción en la obra de Lock requiere de un espectador que desate su intuición y participe de la obra sin necesidad de una lógica dramática convencional, a esto es a lo que se refiere el coreógrafo cuando habla de la danza como una de las últimas experiencias tribales. De esta manera, Amjad alude más a un discurso que retrotrae imágenes del inconsciente y está, por lo tanto, en plena concordancia con el origen legendario y mítico de los libretos de El lago de cisnes y La bella durmiente; esto se subraya con las imágenes preciosistas que se proyectan en tres pantallas circulares en proscenio (entre las que se cuentan, entre otras, formas redondas –el círculo como símbolo de la unidad– que son perlas o lunas, y cuerpos lánguidos aprisionados en enredaderas), con la escenografía del escultor Armand Vaillancourt y con la iluminación de John Munro que, aún con luces directas parecería filtrarse por entre las ramas de un bosque y logra atmósferas sumamente poéticas.


Fotos: Edouard Lock / www.festival.org.mx

Los bailarines son de un virtuosismo sorprendente y no dudan un segundo, logrando proezas como mantenerse incólumes sobre las puntas, someterse al vértigo de la velocidad o conseguir la mayor precisión en los batidos. En Amjad los duetos son la forma más utilizada, cada uno tiene su propia personalidad y transitan de la abstracción hasta un profundo lirismo, y merecerían una aproximación más puntual. Amjad recurre al cuerpo en sí mismo como efecto y causa de significaciones que se transmigran a la individualidad del espectador. Lock es un genio creador y los bailarines de La La La Human Steps excelsos, ellos son Andrea Boardman, Xuan Cheng, Talia Evtushenko, Mistaya Hemingway, Keir Knight, Bernard Martin, Dominic Santia, Jason Shipley-Holmes y Zofia Tujaka. La experiencia transformadora de Amjad será difícil de superar, pero persiste la esperanza de que instancias como el FMCH mantengan una curaduría del nivel que mostró este año.