Usted está aquí: martes 29 de abril de 2008 Cultura Nieta de Francisco Villa hurga “bajo las sábanas del abuelo”

■ Rosa Helia escribió un libro sobre los amores del revolucionario

Nieta de Francisco Villa hurga “bajo las sábanas del abuelo”

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen Rosa Helia Villa, ayer, durante la entrevista con La Jornada Rosa Helia Villa, ayer, durante la entrevista con La Jornada Foto: María Luisa Severiano

Con todo y los innumerables romances que sostuvo Francisco Villa, “no tuvo tiempo de ser feliz”, afirma su nieta, Rosa Helia Villa, quien reconoce la dificultad que implica meterse a hurgar “bajo las sábanas del abuelo”.

No obstante, narra en una novela las dichas y sinsabores alrededor de la vida sentimental del Centauro del Norte.

En entrevista con La Jornada, a propósito de la aparición de Itinerario de una pasión: los amores de mi general Villa, en edición de bolsillo (Punto de Lectura), la autora señala que muchas de las historias de las 18 mujeres de las que se ha comprobado tuvieron una relación íntima con el revolucionario, “son muy tristes”.

Añade que el gran amor de Villa fue Luz Corral, “a quien conocí, era una mujerona, güera, grandota, mal hablada, simpatiquísima, muy generosa, muy maternal. Amaba con locura la memoria de su marido. Me contó muchas cosas. La única hija que tuvieron murió, pero ella le cuidó a otros tres hijos que tuvo con otra.

“Un día le pregunté cómo podía soportar que el general tuviera otras mujeres siendo ella su esposa, y me respondió con desparpajo: ‘mira tú, pues tendré sangre de musulmana... o aceptaba uno a Villa como era, o lo perdía. Y yo no quería perderlo’.”

Triunfador y atractivo

Algunas de las anécdotas que Luz Corral narró a Rosa Helia Villa están plasmadas en su novela, escrita en 2000. Por ejemplo, aquella en la que el general le muestra a su mujer cartas de varias “gringas ofrecidas”, que le pedían hacerlas sus queridas o, ya de perdida, que las “recomendara” con el más hombre de la tropa.

La nieta de Villa lo define como “un hombre joven (fue asesinado a los 45 años), triunfador, atractivo, con una enorme personalidad. Me lo imagino con un problema grande: quitarse de encima a todas las mujeres que querían ser parte de su historia”.

–¿Qué dirían ahora las feministas de Villa? ¿Lo criticarían?

–¡N’mbre! ¡Qué lo van a criticar! A muchas mujeres mexicanas nos gusta esa imagen de macho. No nos gusta tener a nuestro lado a un mandilón pelele. La imagen del macho varonil, viril, jefe de tu casa, muro de tus lamentos, apoyo a todas tus inquietudes intelectuales, económicas, físicas, el sentir que llena tu casa y tu alma, eso es para mí un macho.

“No creo que haya ninguna mujer que piense en otra cosa, en tener a un Gutierritos al lado para tronarle los dedos como un perro fiel, pues no. Villa irradiaba eso que atraía a las mujeres, y esa fue su fuerza, las pasiones que despertaba.

“No obstante, cuando escribí este libro lloré mucho al ver el destino de un ser humano tan claramente marcado por la desdicha. Villa es el símbolo del ser humano que está anhelando siempre un mundo mejor.”

 
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