Usted está aquí: lunes 24 de marzo de 2008 Política Un nuevo modo de estudiar la historia

Entrevista a Enrique Dussel, Doctor en filosofía

Un nuevo modo de estudiar la historia

“Quiero hacer una filosofía desde el bloque de los oprimidos”

En su nuevo libro, Política de la liberación, historia mundial y crítica, el pensador se propone superar una serie de límites teóricos, entre ellos el helenocentrismo, el occidentalismo, el eurocentrismo y la exclusión de América Latina en los orígenes de la antigüedad

Luis Hernández Navarro

Ampliar la imagen El estudioso durante la entrevista en las oficinas de La Jornada, donde propuso un lente distinto para asomarse a la realidad latinoamericana El estudioso durante la entrevista en las oficinas de La Jornada, donde propuso un lente distinto para asomarse a la realidad latinoamericana Foto: Víctor Camacho

En su libro más reciente, Enrique Dussel ha emprendido la demolición de la visión eurocentrista y helenocentrista de la historia, la política y la filosofía. En su lugar, ha emprendido la elaboración de una posible historia de los pueblos a partir de “una reconstrucción epistemológica desde los vencidos, desde las víctimas de la modernidad”.

Política de la liberación, historia mundial y crítica es el primer tomo de una serie de tres volúmenes de un contrarrelato crítico que tiene en los “condenados de la Tierra” su punto de partida. El segundo fue ya entregado al editor y el tercero está en camino de ser terminado. A través de sus 587 páginas y sus 2 mil 422 notas a pie de página propone un nuevo modo de estudiar la historia.

El libro, como parte de la política de la liberación, se inscribe en el mismo espíritu de época que animó pensamientos críticos como la teología de la liberación, la ética de la liberación, la filosofía de la liberación y la teoría de la dependencia, todas ellas corrientes en las que el profesor Dussel ha desempeñado un papel central.

“La filosofía de la liberación –dice el pensador en entrevista con La Jornada– es filosofía, y no teología. Nació entre un grupo de profesores dentro de un mismo contexto, y dialogando sobre la metodología de esa teología, pero siendo filosofía. Su experiencia consiste en el descubrimiento del hecho masivo de la dominación.”

La filosofía de la liberación tiene como fundamento la pobreza creciente de la mayoría de la población latinoamericana y la existencia de tipos de opresión que exigen como praxis una liberación encaminada a la libertad.

El pensamiento de la liberación, explica, “pone en cuestión revolucionariamente el presente; es un movimiento que tiene responsabilidad en la construcción de un nuevo orden”.

La obra, como se señala casi al final, utiliza el método crítico, tal como lo define Hermann Cohen. “Consiste en colocarse en el espacio político de los pobres, las víctimas, y desde allí llevar a cabo la crítica de las patologías del Estado.”

“Giro descolonizador”

Dussel está en contra del colonialismo teórico de la filosofía política, como se practica en América Latina. Apuesta por tomar en serio “el giro descolonizador en el que está empeñada desde hace años la filosofía de la liberación”.

El texto, agrega, viene de atrás: “Nació en 1962, leyendo un libro de Leopoldo Zea que decía que América Latina está fuera de la historia. Y lo peor es que nosotros lo repetimos. Pero, ¿qué tal si esa visión de la historia es una pura invención de los románticos alemanes del siglo XVIII? ¿Que Hegel hizo filosofía?”

Política de la liberación, historia mundial y crítica se propone superar una serie de límites teóricos: el helenocentrismo, el occidentalismo, el eurocentrismo, la periodización de la historia según los criterios europeos, el secularismo tradicional de las filosofías políticas y la exclusión de América Latina en los orígenes de la antigüedad.

El doctor en filosofía, nacido en Argentina en 1934 pero exiliado en México desde 1975, explica: “en filosofía política, en teoría política somos completamente eurocéntricos (tendencia emocional que hace de la cultura europea el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades).

“En filosofía partimos siempre de Atenas, todo pasa por Atenas. Hablamos de la democracia ateniense. Yo me pregunto: ¿cuál democracia ateniense? La palabra demos viene de Egipto. Significa aldea. La política no nació en Grecia. Prácticamente todas las instituciones políticas en Grecia son fenicias, caldeas o egipcias. La palabra dique, que es justicia, es caldea.

“En las facultades de filosofía todos son helenocéntricos. La figura que representa la Facultad de Filosofía de la UNAM es una mujer con casco griego. Eso es una corriente filosófica. Pero está la filosofía china, que es inmensa, que es mucho más actual que la griega, porque ha seguido viviendo. La gente en China lee a Confucio. Está la filosofía India. Está el mundo islámico.”

Para el hombre que nació en un pueblo argentino que, según él, podría ser parte de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, resulta lamentable que no se estudie Bizancio.

“Europa nos ha vendido que fue el centro del mundo, pero eso es cierto tan sólo desde hace 200 años. El europeo estaba tan aislado en la Edad Media...”

Bagdad, asegura, fue durante 500 años el centro de las principales conexiones políticas del mundo. “Había cientos de caravanas que salían de todo el mundo a Bagdad. Allí estaba el Instituto Tecnológico de Massachusetts del siglo IX. Estaban muchísimo más avanzados que los europeos.”

Tenemos, afirma, una visión distorsionada de historia. Y eso es grave, entre otras razones, porque la historia es el horizonte de las ciencias sociales. “Se habla del feudalismo cuando sólo existió en Europa. En el mundo árabe nunca hubo feudalismo.”

¿Cómo procesó el doctor Dussel la elaboración de este libro de largo aliento?

Es un trabajo, expresa, que escudriña los orígenes de la modernidad. Ésta es la parte histórica. “Hace 50 años que estoy en el tema. Mi tesis doctoral en Madrid fue sobre problemas de filosofía política. En 1997 envié la Ética de la liberación al mismo editor. Un año después se publicó un libro grande, de 700 páginas, que daba los fundamentos de una ética. Desde ese momento comencé a hacer la política. Me puse a releer los clásicos, me puse a leer los filósofos más importantes actuales y el tema se fue agrandando.”

Enrique Dussel es un conocedor profundo de la filosofía clásica, del mundo hebreo y de la historia latinoamericana. Nacido de la convicción de que hacen falta categorías para explicar lo nuestro, Política de la liberación, historia mundial y crítica propone, desde América Latina, una visión diferente del problema filosófico, político, pero con la pretensión de ser mundial. El primer tomo es una historia mundial. “No tiene sentido –advierte– hablar de antigüedad, medieval y moderno.”

Asegura: “ha sido un trabajo arduo de revisar la filosofía política contemporánea y desde allí pensar lo que está pasando en América Latina, y desde allí dar una filosofía política. Este primer tomo es el lugar desde donde hago la deconstrucción y la reconstrucción teórica. Primero hago una historia mundial, luego entro a América Latina, entro a los movimientos populares.

“Quiero hacer una filosofía política desde lo que Gramsci llama el bloque social de los oprimidos. No sólo de la clase obrera, del proletariado, del sujeto histórico tradicional, sino el pueblo.”

Con Política de la liberación, historia mundial y crítica Dussel afirma estar “rompiendo una cantidad de esquemas que permiten la posibilidad de nuevas visiones”. Y pone de ejemplo el del actual presidente de Bolivia. “Evo Morales dice: de lo que se trata es de un poder obedencial. Esa visión es central en una nueva teoría política. Desde los centros se dice: los que mandan, mandan mandando. Aquí se dice: Los que mandan, mandan obedeciendo. Es otro concepto de poder. Eso sí que es crítica de la modernidad.”

El nuevo modo de estudiar la historia propuesto por Dussel es, también, un lente distinto para asomarse a lo que actualmente sucede en nuestro continente.

 
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