■ Presentó su novela sobre Tecuichpo, “antítesis ética” de Malintzin
Isabel Moctezuma reivindica la participación femenina en la conquista: Eugenio Aguirre
Considerada por el escritor Eugenio Aguirre como una “antítesis ética” de Malintzin, Tecuichpo Moctezuma fue una mujer activa, de convicciones, informada, una princesa mexica con una amplia educación, arraigada en su cultura.
Y por ello mismo, agrega el narrador en entrevista, fue un personaje histórico que tuvo claro que la conquista española y la colonización representaron el avasallamiento de una civilización por otra.
De gran belleza, Tecuichpo fue la hija predilecta del gran tlatoani Moctezuma, de quien presenció su desmoronamiento con gran dolor. Fue esposa de los también emperadores Cuitláhuac y, después de muerto éste, de Cuauhtémoc.
Casi desconocida, pese a su importante presencia en la historia mexicana y a que solía vérsele en momentos relevantes al lado de su padre o de Cuitláhuac, esta mujer es la protagonista de la reciente novela de Eugenio Aguirre: Isabel Moctezuma (Planeta).
Luego de la conquista, a Tecuichpo le cambiaron el nombre por Isabel y, aparte de haber tenido una hija de Hernán Cortés, el conquistador la casó sucesivamente, conforme fallecían, con tres de sus lugartenientes.
Con el último de ellos, de apellido Cano, procreó cinco hijos que supieron incrustarse en la aristocracia peninsular, dieron lugar en Cáceres al título de conde de Moctezuma y a un escudo de armas que incluye motivos mexicas.
Destaca en ese sentido una reflexión de Tecuichpo recreada por Aguirre en la novela: “Fuimos botín de guerra, sin otra esperanza que la de sobrevivir al caos y a la rebatinga que de nuestros cuerpos hicieron los vencedores. Mi vida, en particular, se volvió un torbellino”.
Reconciliación y futuro
Para el novelista, Tecuichpo Moctezuma es símbolo del mestizaje, de la resistencia cultural, pero también, pasados los siglos, bien podría sintetizar la necesidad urgente de reconciliación de los mexicanos contemporáneos consigo mismos, sobre todo con miras al futuro.
“Es mejor aspirar a ser todos mexicanos de primera, orgullosos de nuestra identidad, que gringos de segunda”, dice, y plantea:
“Tenemos que asumir nuestro mestizaje con alegría. Ya es muy gratuita la pugna entre lo prehispánico y lo hispánico”, dice, y agrega: “somos muy afortunados de nuestras herencias culturales, fundamentales para nuestra identidad; son un capital absoluto”.
Según Aguirre, autor de la reconocida novela histórica Gonzalo Guerrero, la historia de un conquistador que renunció a su cultura y se integró a la civilización maya, varios años antes de la llegada de Cortés a México, es importante ahora conocer el punto de vista de las mujeres en torno a la conquista.
Ha habido, dice, actitudes misóginas y machistas que han impedido ver la trascendencia de la participación y de la voz de las mujeres en esa y otras etapas de la historia nacional, muchas de ellas verdaderas gestas epopéyicas.
Recuerda que durante la resistencia a la conquista Cuauhtémoc inclusive llamó a las mujeres a participar en los combates, y éstas correspondieron al tlatoani con determinación.
Aguirre considera a la novela histórica como un “instrumento maravilloso” para enseñar, pues se aprende historia de manera placentera, divertida y alegre. “El lector va adquiriendo información y ni cuenta se da”.
Y en este caso, comenta, la “gran mujer” que fue Tecuichpo Moctezuma merecía una novela histórica para reivindicarla a ella y a otras mujeres como una imagen positiva de lucha.
Por ello, el escritor espera que los lectores reciban esta obra sobre Tecuichpo “como una amiga”, pues además es “una novela para reconciliarnos y revalorar la civilización del México antiguo como algo exquisito”.