Usted está aquí: miércoles 5 de marzo de 2008 Espectáculos Otorgan a Vicente Leñero la medalla Salvador Toscano

■ Cada vez se valora más el trabajo de los guionistas, afirma el galardonado en entrevista

Otorgan a Vicente Leñero la medalla Salvador Toscano

■ Le será entregada en los Arieles, el 25 de marzo en Bellas Artes

■ “Más que guionista, soy un adaptador de historias”

■ “Un periodista es por naturaleza humilde; lo que hace es preguntar”, dice

Juan José Olivares

Ampliar la imagen El periodista Vicente Leñero en la Cineteca Nacional, el pasado lunes El periodista Vicente Leñero en la Cineteca Nacional, el pasado lunes Foto: María Meléndrez Parada

¿Escritor de cine o guionista? es la pregunta que muchos se hacen para definir el trabajo de quien escribe las historias en el séptimo arte, pero el debate no parece interesarle al también periodista Vicente Leñero, quien recibió la medalla Salvador Toscano al Mérito Cinematográfico 2007: “No me molesta que me llamen escritor o guionista, pero más que eso soy un adaptador de historias, y eso me gusta. Estoy convencido de que quien lee un libro lo hace a su manera, y adaptar una narración es verla desde una forma particular, asumiendo que es una historia de otra persona”.

El reconocimiento que hace la Fundación Carmen Toscano y la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas le será entregado físicamente a Vicente Leñero el próximo 25 de marzo en la ceremonia de los Arieles, en el Palacio de Bellas Artes. Además, desde el pasado lunes en la Cineteca Nacional se exhibe un ciclo dedicado a este “adaptador” con todas las cintas que ha escrito, desde Los albañiles, La ley de Herodes, El callejón de los milagros, La tía Alejandra hasta El crimen del padre Amaro.

Acompañado de Julio Scherer

Durante el anuncio del premio Vicente Leñero estuvo acompañado por Julio Scherer García. El galardonado retomó la palabra y opinó acerca de su trabajo cinematográfico: “Cada vez se empieza a valorar más el trabajo de los guionistas, inclusive esta medalla es la muestra de ello, porque hace sentir que el guión tiene importancia profesional y que no demerita ser guionista. Lo relevante es que la parte cinematográfica del guionista es entendida como la de un escritor profesional, que se dedica a eso. Por ejemplo, a mí no me gusta que Memo Arriaga se ponga a dirigir películas, como no me gusta que los directores se pongan a escribir sus propios guiones. Me gusta la división del trabajo, porque cuando cada quien puede hacer mejor lo que sabe hacer el resultado es mejor. Hay algunos directores y guionistas espléndidos, como Woody Allen o Felipe Cazals, que hacen muy bien sus guiones. La cuestión es con los jóvenes que dicen que no sólo hacen sus primeras cintas, sino el guión de sus primeros filmes”.

Leñero es un hombre dedicado a las letras: dramaturgo, periodista, escritor y, como ya se mencionó, guionista. Nació en Guadalajara en 1933 y en 1958 obtuvo su primer premio en cuento. Cinco años más tarde escribió su clásico Los albañiles. Como periodista comenzó en Semanal, luego en Claudia y Revista de Revistas. Cofundó Proceso y ha recibido varios premios como el Manuel Buendía a la trayectoria periodística, el nacional de periodismo cultural Fernando Benítez, el Xavier Villaurrutia y el Nacional de Ciencias y Artes de México. Ha hecho el guión de 14 largometrajes, muchos de ellos reconocidos en la filmografía nacional.

Leñero, quien abandonó la carrera de ingeniería para dedicarse a escribir, recordó: “No estuvo mal haber dejado la ingeniería porque seguramente no hubiera ganado nada… A veces hay mucha preocupación formal en las cosas que escribo, en los guiones que hago, pero ése es como mi fuerte”.

Confesó: “No he escrito textos originales para cine, bueno, poco, al principio de mi carrera; casi todas las historias que he escrito son en las que me he puesto de acuerdo con el productor y el director. Hay un punto de partida. A veces el director y el productor piensan otras cosas y el escritor trata de ajustarse a lo que quieren, así las cosas no resultan bien”.

Consideró que como guionista se tienen “limitaciones, porque uno sólo escribe la historia que puede adaptar. Muchas veces lo hago para el director que hará la película”.

–¿Qué tanto ha importado su formación de periodista para adaptar las obras?

–El periodista es por naturaleza un hombre humilde; lo que hace es preguntar. En el esquema viejo del periodismo se necesitaba un grado de humildad y sabiduría, porque en la medida en que se pregunta se va aprendiendo, conociendo. Si me enfrento con alguien y quiero demostrarle que sé más, pues qué voy a sacar.

“El guionista también es un preguntón; cuando uno es adaptador de cine uno se pregunta qué jugo le puedo sacar a esa historia.”

–Leñero, ¿ya no le gusta el periodismo?

–Todo tiene su etapa, me siento más liberado, puedo escribir mis cuentos, mis pendejadas.

“Me preocupa que antes estaba claramente definido el papel del periodista, que para mí es el reportero. Los que escriben en periódicos no necesariamente son periodistas, son ensayistas o analistas políticos, pero eso no los hace periodistas. El único que merece el título es el reportero, quien no tiene una opinión frente a la realidad, y eso me fascina.”

 
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