Usted está aquí: lunes 3 de marzo de 2008 Economía Petróleos Mexicanos, “caja chica” del gobierno por su excesiva carga fiscal

■ El CEESP alerta sobre riesgo de colapso por el rezago en inversión

Petróleos Mexicanos, “caja chica” del gobierno por su excesiva carga fiscal

Julio Reyna Quiroz

La “excesiva carga” fiscal de Pe-tróleos Mexicanos (Pemex) la convierte en “la caja chica” del gobierno federal, consideró ayer el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP)

Esto queda claro al comparar la utilidad neta antes de impuestos que Pemex reportó en 2007, de 660 mil 152 millones de pesos, con el resultado después del pago al fisco, que fue de una pérdida de 16 mil 127 millones de pesos.

La contracción de las ganancias fue atribuida a una mayor compra de productos de importación, generada por el rezago en inversión y en infraestructura, dijo el CEESP en su Análisis económico ejecutivo.

“La imposibilidad de satisfacer la demanda de productos petroleros, especialmente gasolinas, nos convierte en importadores netos, dejando ir cuantiosas ganancias al fortalecimiento de la industria”, señaló.

Pero a juicio del CEESP, es la excesiva carga fiscal la que inhibe el crecimiento de la paraestatal y la convierte, prácticamente, “en la caja chica del gobierno”.

Los malos resultados en las ganancias de Pemex tienen su origen en aspectos “que han sido más que identificados y analizados”, por lo que el organismo reiteró la urgencia de evitar el colapso en el sector energético.

La carga fiscal y los rezagos en inversiones “nos aleja cada vez más de un nivel competitivo suficiente para participar en los mercados mundiales” y ubican a México con bajas calificaciones en materia de protección a los derechos de propiedad, indicó.

Afirmó que hay otros aspectos que también limitan el desarrollo del país: la excesiva regulación, la inseguridad, los rezagos en educación y salud, y “particularmente” la falta de respeto a los derechos de propiedad.

“No se ha entendido que el origen de gran parte de los flujos de inversión extranjera es la confianza y seguridad que generan los países receptores.”

Aunque admitió que “no son despreciables” los 23 mil millones de dólares de inversión extranjera directa en 2007, pidió no conformarse “cuando hay países que por haber corregido parte de los problemas mencionados reciben cantidades muy superiores”.

 
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